Blair regresó a casa luego de un largo día en el trabajo. A veces le resultaba extraño vivir en aquel Penthouse propiedad de su esposo. Añoraba de vez en cuando las vistas que tenía en la casa de su madre y recordaba con nostalgia todos los momentos que había escrito entre las paredes de mármol. Haberse traído a Dorota consigo fue una de las pocas concesiones que se permitió de su vida pasada, temiendo que sus antiguos demonios se fortalecieran y acabaran con su felicidad.
Encendió la luz de la sala y vio a Chuck sentado en el sofá. Traía la corbata medio floja y sostenía con vehemencia una copa de whiskey. Su mirada estaba perdida entre las sombras y ni siquiera se inmutó cuando sintió a Blair acercarse.
—¿Estás bien? — le preguntó con precaución, lo cierto es que cuando Chuck Bass estaba tan abstraído en su propia miseria solo podía arrastrarla a ella a revolcarse en la desesperación.
—Un mal negocio — murmuró con su voz ronca.
—¿Es grave?
—No. Solo me ayuda a recordar la gran decepción que soy. Mi padre, después de todo, sigue teniendo la razón — comentó con seriedad y luego se quiso ahogar con el néctar que reposaba entre sus manos.
—No vayas a ese sitio Chuck... no otra vez. Pensé que lo habíamos superado. Que habíamos conseguido erradicar las palabras de nuestros padres que nos hicieron creer que no valíamos nada — respondió con apacibilidad.
Chuck levantó la mirada y podía verse en sus ojos negros un fuego destructivo. Hacía mucho tiempo que Blair no se topaba con esa imagen... tuvo miedo. Lo que habían construido juntos parecía tambalearse como si hubiese sido edificado con papel y un viento leve fuese capaz de traerlo abajo. Colocó la copa medio vacía sobre la mesa, se puso sobre sus pies, besó la mejilla de su esposa y se dirigió a la recámara. Blair quedó sola y se sintió abrumada, sobreexcedida, ya no tenía fuerzas para ser la única que pusiera el empeño para mantener un matrimonio que cada día parecía menos matrimonio y más costumbre.
—Señora Blair — dijo Dorota entrando a la sala — ¿está usted bien?
—Sí. Estoy bien — replicó con un convencimiento casi perfecto— ¿Cómo se portó Henry hoy?
—Como el pequeño diablillo que es. Quizá físicamente se parece mucho al señor Chuck, pero su forma de ser la sacó de usted, mi señora — comentó con una sonrisa y orgullo — antes que lo olvide, señora Blair... llamó su madre desde París. Ella y el señor Cyrus están disfrutando su cuarta luna de miel.
—Me alegra. Más tarde le enviaré un email. Déjame la laptop en la mesa y puedes irte a descansar Dorota. No te necesitaré más por lo que resta de la noche.
Una vez que quedó sin compañía, Blair fue a cambiarse de ropa. Se colocó su bata favorita y recorrió las estancias de su hogar con una copa de vino tinto en las manos. Podía escuchar a la distancia el ruido enloquecido de la ciudad que tanto amaba. Se sentó y acercó a su regazo la computadora. Escribiría un correo largo y tendido a su madre para informarle los por menores de la nueva colección de otoño y, además, le narraría con lujo de detalles los últimos acontecimientos relacionados con el pequeño Henry. Sin embargo, entrando al buscador web se sintió compelida por realizar una búsqueda previa.
Había pasado mucho tiempo.
Mucho...
Tiempo.
"Dan Humphrey" tecleó y soltó un suspiro. Los recuerdos comenzaron a amontonarse en su cabeza y miles de palabras parecían revolotear a su alrededor:
"Me seguirás teniendo a mí". "Estaré para ti... para lo que necesites". "Blair...tenías a alguien que te amaba incondicionalmente...". "Quería que te sintieras como una princesa por última vez..."
¿Habría cometido un error? No.
Dispersó las locas ideas que rondaron su cabeza. Amaba a Chuck con todas sus fuerzas, tanto que por él había hecho todo... todo; y Dan amaba a Serena, aunque estuvieran separados, aunque su matrimonio hubiese sido un fracaso. Lo que estaba experimentando en esa noche era una tóxica expectativa de una historia que nunca se podría escribir de verdad. Dan Humphrey y Blair Waldorf no tenían nada en común y de hecho eran opuestos... la clase opuestos que no se atraen.
Podía acordarse de su barba que carraspeaba su piel tersa y de sus manos grandes y firmes que recorrían su cuerpo con soltura. De sus palabras de poeta y de su mirada llena de ternura. Entonces, Blair Waldorf-Bass supo que estaba teniendo una fantasía erótica con su ex mejor amigo, ex amante y ex esposo de su mejor amiga, Serena.
¡Qué locura!
Tenía una fantasía con un hombre que no era su esposo y al que tenía más de tres meses de no ver y que de una manera sigilosa se las había arreglado para estar siempre presente en su vida.
Fue así como Blair empezó a contar las horas para asistir a la pequeña cafetería en bajo Manhattan donde Daniel Humphrey presentaría su nuevo libro. ¿Sería que de alguna manera él también le tenía presente?
Sin darse cuenta, Blair Cornelia Waldorf-Bass se quedó dormida en el sofá. Aburrida de su vida, de su historia y de su inevitable final. Al amanecer sintió los fríos labios de Chuck chocar contra su frente. La mirada de su esposo estaba distinta, pero seguía distante. Las maletas estaban colocadas cerca del ascensor, se iba de viaje... de nuevo.
—Me tengo que ir a Praga — susurró — ya me despedí de Henry. Volveré en una semana.
—¿Tienes que irte? — sus palabras sonaban casi a una súplica.
—Sí. ¿Recuerdas del negocio que salió mal? Tal vez con este otro pueda reponer las pérdidas. Te amo.
—También te amo — sus ojos dudaron, no obstante, Chuck seguía siendo el dueño de su corazón.
Blair se levantó y escoltó a Chuck hasta el ascensor para verle partir. Un hueco se le hizo en el estómago, como si esta despedida pudiese ser trascendental, como si hubiera algo diferente que pudiese suceder apenas él volara a Praga. Chuck sonrió antes que las puertas del ascensor les separaran y a partir de ahí la vida de Blair cambió.
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El reencuentro (Dan & Blair fanfic)
FanfictionDan y Blair fueron amigos y algo más... Luego de varios años Blair está atrapada en un matrimonio que no le hace feliz y Dan se acaba de divorciar. En una necesidad absurda por revivir una vieja historia, estos dos conocidos unirán sus caminos para...