Blair esperó que fueran las cuatro de la tarde para marcharse a casa. Había tenido un día muy ajetreado reuniéndose con modistas, modelos y promotores. La moda era de verdad un estilo de vida. Siempre se había sentido satisfecha con su profesión. Se admiraba a sí misma y esa era la pista que necesitaba para saber que había elegido bien su modo de subsistencia. Penélope lanzó un par de comentarios inapropiados sobre su antigua relación con Dan Humphrey durante el día. Ella se las ingenió para ignorarla de la manera más diplomática, pues Penélope no solo era su vieja amiga del instituto sino también su mano derecha en Waldorf's. Pero esta insistía en recordarle las veces que habían sido atrapados por el ojo indiscreto de Gossip Girl y como su relación había pasado al recuerdo como una de las más disparejas parejas que se hubieran podido conformar en el UES. Blair sonrió al aceptar la idea que el mismo Dan Humphrey había sido el fundador de aquel demonio cibernético.
Al regresar a casa se topó con Henry jugando en su cuarto con los cientos de juguetes que había acumulado en sus apenas ocho años. Para ser un niño solitario se la pasaba muy bien entre sus pertenencias, no cabía duda que crecería como un consentido pero que en el fondo guardaba una pizca de ternura que sin temor a equivocaciones copiaba del trato que recibía por parte de Dorota y de Blair.
—Dorota, ¡voy a salir! — dijo de repente.
—¿A estas horas? — preguntó mortificada la empleada.
—No son ni las seis. ¿Por qué me armas un drama?
—¿Irá a ver al Chico solitario, cierto? — soltó una sonrisa maliciosa.
—¡Dorota! No seas impertinente. Alístame uno de mis vestidos más sencillos.
—¿Sencillos?
—No puedo ir a una reunión casual vestida como si fuese la reina de Inglaterra, ¿verdad?
En menos de una hora, Blair Waldorf-Bass se había probado más de treinta y cinco vestidos. Todos aparentaban ser demasiado formales o elegantes o de alcurnia, no podría pasar desapercibida en la pequeña cafetería.
Decidió al fin utilizar un vestido negro de tirantes y escote en "V" que había comprado en la última feria de la moda en Milán. De largo no sobrepasaba mucho sus rodillas pálidas y el corte holgado en las caderas le hacía verse más jovial. Se recogió el cabello en un moño casual y luego de aplicar un poco de lip gloss a sus labios se preparó para marcharse.
—Dile a Vanya que ya bajaré. No creo que tarde mucho. Solo haré un acto de presencia en señal de apoyo para Humphrey — comentó con indiferencia mientras revisaba sus mensajes de texto, ni uno solo de Chuck.
—¿Por qué debe mostrar apoyo al Chico solitario, señora Blair? — cuestionó Dorota.
—Porque Serena me lo pidió.
Los ojos de su confidente insinuaban la poca credibilidad que daba a sus palabras, aun así, le ignoró. La limusina estuvo lista y Blair partió hacia el bajo Manhattan. Cumpliría con su deber y regresaría a casa para terminar de leer La Autobiografía no Autorizada de: Kate Middleton.
El viaje no fue tan largo, sin embargo, para ella duró horas. Podía ver por la ventana a los rascacielos acariciar las nubes y las luces de la ciudad estaban enloquecidas, tal cual sus nervios. ¿Por qué estaba nerviosa? Se trataba de Dan Humphrey. No había nada más patético que añorar a Dan Humphrey... bueno tal vez sentirse nerviosa por él.
Durante el año y medio que Dan estuvo casado con Serena, se les vio con frecuencia en casa de Blair. Ella era la madrina de Henry, pero el puesto de padrino era ocupado por Nate Archibald, antiguo alcalde de Nueva York. Dan nunca se sintió realmente cómodo visitando el hogar Bass, pues en su mente se ceñía el recuerdo de todos los problemas y las rencillas que tuvo con ambos miembros de ese matrimonio.
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El reencuentro (Dan & Blair fanfic)
Fiksi PenggemarDan y Blair fueron amigos y algo más... Luego de varios años Blair está atrapada en un matrimonio que no le hace feliz y Dan se acaba de divorciar. En una necesidad absurda por revivir una vieja historia, estos dos conocidos unirán sus caminos para...