Llegaron a altas horas de la madrugada al viejo loft de los Humphrey. Ya nadie vivía ahí, pero Dan lo conservaba como su fortaleza de la soledad y la mayoría de las páginas de su última novela habían sido escritas en medio de estas paredes añejas de recuerdos. Nada parecía haber perdido su esencia y las cosas estaban en el mismo lugar como queriendo perpetuar la vida. Blair se sentó en el sofá y esperó por una cerveza que Dan ofreció apenado. No tenía nada más fino para darle y ella casi hipnotizada por aquella noche aceptó sin realizar ninguna queja... lo que resultaba de verdad muy extraño.
Una vez que dio el primer sorbo comenzó a desvariar sobre la poca elegancia de beber desde una botella de vidrio y Dan entendió que cometió un error al no traerle mínimo un vaso para echar el líquido. Una vez que satisfizo las exigencias básicas de una Waldorf, le miró fijamente, casi parecía querer remarcar el momento en sus memorias, como si pretendiera escribir sobre ellas en un futuro cercano.
—Para mí no había terminado— dijo rompiendo el silencio con fuerza.
—A veces el amor duele...
—No seas condescendiente conmigo, Blair — replicó con una angustia genuina — te veo hoy y recuerdo porqué te amaba y porqué fue tan duro dejarte ir.
—¿Quieres que me vaya? — espetó temerosa por la respuesta.
—Quiero tantas cosas... ninguna de ellas implica que te marches de mi lado — contestó soltando una sonrisa tímida.
Habían pasado años desde que Blair Waldorf había estado con un hombre distinto a su marido... y muchos más desde que ese hombre fue Dan Humphrey.
Sin quererlo, recordó cómo era sentirse entre sus brazos, sus labios siempre besaban con la cantidad perfecta de dulzura y pasión, queriendo robarse el aliento de la mujer que fuese tan afortunada para recibir sus besos. Blair quería atragantarse con su saliva, ahora lo sabía. Notaba como unas arrugas se marcaban por debajo de sus ojos marrones y como olía a colonia y jabón.
—La última vez... dolió mucho — agregó con pesadumbre.
—Lo siento. Lo siento tanto.
—¿Te arrepientes? ¿Te arrepientes de haber escogido a Chuck sobre mí? ¿Te arrepientes de no haber viajado conmigo a Italia? — sus preguntas se apilaban una tras otra, salían de su boca con tanta rapidez e insistencia porque Dan Humphrey en realidad no quería escuchar las respuestas.
—Yo solo quiero... yo solo quiero que me beses Humphrey.
Dan soltó una ligera carcajada y el ambiente se relajó. Le miró con un ímpetu casi desconocido y poco a poco sus labios se acercaron a los suyos con tanta intensidad y fijación que parecían querer clavarse eternamente.
Blair Waldorf estaba sucumbiendo ante los encantos de Humphrey una vez más y podía escuchar una música alegre en su cabeza, había recuperado el centro de su vida, a aquella persona capaz de hacerle sentir completa, valiosa, deseada y amada al mismo tiempo. El beso se intensificó y sin darse cuenta estaba posando su cuerpo sobre la cama de Humphrey. En la repisa estaba Cedric mirándoles como tantas veces antes y pese a la morbosidad de su cabeza de repollo, Blair sonrió extasiada porque aquel momento se sentía como regresar en el tiempo, a un punto de su vida en el que no había mayores complicaciones que escoger qué película ver o qué libro leer, porque la vida con Dan Humphrey era así de sencilla y especial... podía apreciarse la pureza de su toque, la influencia positiva en sus adentros y de repente el cuerpo de Dan estaba sobre el suyo y podía sentirle entre las sábanas, enroscándose a su ser, arrastrándola a un viaje mágico de placeres y deseos.
La temperatura le subía hasta la vena central de su frente y un grito eufórico puso el punto final al encuentro. Dan se recostó a su lado y le echó un vistazo de reojo, temeroso por haberle decepcionado, la imagen de un experimentado Chuck Bass siempre había rondado en su cabeza, pero esta noche había algo diferente... algo diferente en él y en la respuesta de Blair a sus caricias.
¿Sería posible?
¿Acaso Blair podría amarle?
Sin embargo, Blair se levantó y se vistió con rapidez. Su cara estaba llena de vergüenza y entonces, solo entonces...
Dan Humphrey comprendió todo.
—Nunca se trató de nosotros, ¿cierto?
Ella le miró apenada. Una lágrima recorrió su mejilla de porcelana y Dan sintió como su corazón se rompía de nuevo en mil pedazos.
—Repito una y otra vez esta noche y hasta ahora lo entiendo — dijo — ¡soy todo un estúpido!
—Dan... — un sollozo le impidió continuar.
—Te diré algo que te dije hace mucho tiempo: Blair tenías a alguien que te amaba incondicionalmente y lo dejaste todo... por Chuck Bass.
—Él es mi esposo — replicó como si estas palabras fueran suficientemente fuertes para detener el mar de reproches que se gestaba en la cabeza de Dan.
—Deberías de haberlo considerado antes de acostarte conmigo —dijo con un tono seco.
El silencio se apoderó de la habitación y Blair decidió marcharse, contactó un Uber y pronto estaba llegando a su casa en el UES.
Entró sigilosa al cuarto de Henry, le dio un beso en la frente y se dispuso acostarse a su lado hasta que una voz ronca le sorprendió.
—¿Trabajaste hasta tarde? — murmuró.
Justo en el umbral de la puerta estaba Chuck con su bata de seda color azul marino. Le sonrió como no lo había hecho en muchos meses y su mirada parecía estar cargada de un entusiasmo juvenil.
—¿Volviste muy rápido?
—El negocio se concretó por videoconferencia mientras volaba. Ordené cambiar el curso del jet y aquí estoy. ¡Te extrañé! — se acercó a ella con la intención de comérsela a besos, pero el primer instinto de Blair fue alejarse, temía que algo en su cuerpo delatara que había pasado la noche con otro hombre.
—Me alegra — respondió entre susurros — ¿qué te parece si hablamos mejor mañana?
—Por supuesto. Vamos a la cama.
Blair lo observó como si hubiese pronunciado un insulto y entonces él supo que algo grave pasaba.
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El reencuentro (Dan & Blair fanfic)
FanficDan y Blair fueron amigos y algo más... Luego de varios años Blair está atrapada en un matrimonio que no le hace feliz y Dan se acaba de divorciar. En una necesidad absurda por revivir una vieja historia, estos dos conocidos unirán sus caminos para...