Lección 1: El pupitre frente a mi

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Eran apenas las seis con trece de la mañana cuando empecé a tomar vigilia. La noche apenas duró lo que parecía media hora

Después de dos minutos la alarma del reloj estaba puntual con su pitante sonido de pacotilla. Cinco minutos, me dije a mi mismo, solo necesitaba cinco minutos más para no andar con un humor de perros todo el día

Pospuse la alarma con rapidez escondiendo mi mano una vez más bajo el edredón, hoy debía darme créditos porque al fin tendría una buena mañana. O eso esperaba

—Soul a desayunar— escuché un grito del otro lado de mi puerta acompañado de unos toquidos —Soul— insistió la voz de mi hermano mayor haciendo girar el picaporte

—¡Ya voy!— le respondí un poco menos relajado, la puerta detuvo su intento por abrirse en cuanto le hablé al intruso. Un poco molesto por su actitud invasora de mi privacidad decidí por mi bien levantarme de la cama. Era algo imposible de evitar

Caminé rumbo al armario sacando el uniforme escolar. Debía darme prisa si no quería una nueva llamada, cuanto pudiera evitar nuestra interacción; mejor

Salí del cuarto con la mochila en hombros desenredando mis audífonos que parecían siempre querer romper mi cerebro al descifrar los nudos que se les hacían

—Buenos días Soul— escuché la voz de Wes cuando entré a la cocina. Un olor delicioso a pan recién tostado y queso fundido me abrieron el apetito, pudiera no querer convivir con él pero mi estómago no quería dejar de convivir con la comida

—Buenas Wes— le devuelvo el saludo sentándome al otro extremo del mesón tomando mi desayuno

—¿Cómo has dormido?— Odiaba los interrogatorios matutinos de Wes, no necesitaba ser tan enfermizamente amable todos los días, me ofuscaba de sobremanera 

—En bóxer— Respondí tomando jugo de naranja. Escuché su suspiro cansado. Si quería dejar de oír ese tipo de respuestas sería bueno que dejara de hacer ese tipo de preguntas

—Deberías responder mejor, sólo quiero saber si pudiste descansar— me dijo un poco triste picando la fruta con un tenedor

—Debería, pero no— No quería hacerle más problemas, a final de cuentas su comportamiento cambió después de... —Me voy a la escuela— anuncié yendo a lavarme los dientes

—Soul— me habló desde su silla

—¿Qué?— le dije fastidiado no tenía nada que hablar con él

—Padre ha dicho que ya puedes usar tu motocicleta, tu permiso de conducir esta en la sala— me informó recogiendo sus platos

—Bien, nos vemos— salí de la cocina tan rápido como pude sin poder evitar sonreír. Era una buena mañana 

—Que te vaya bien— lo escuché decir más no le respondí

Pasé por el living de la casa y ahí estaba mi licencia de conducir. Hace un mes me la confiscaron por tener una infracción de tránsito, mi padre pensó que era "peligroso andar en ese artefacto" En realidad la infracción había sido una tontería pero nunca podía callarme la boca

Si lo pensaba de manera detenida no estaba cometiendo ninguna falta, más bien no quise pagarle al policía por su ridícula infracción. Por dejar poco menos de media llanta en un lugar para discapacitados mientras respondía una llamada de mi madre. No es que tenga algo en contra de la gente con capacidades diferentes, pero ni siquiera tardé o me bajé. Fué injusta la acusación, en fin

El resultado fue que me castigaron encerrando mi motocicleta en el garaje con un inmovilizador. Proteste tanto que también terminé saliendo de mi cuarto solo para asistir a clases

Me dirigí al garage con muchos ánimos, mi estapa rebelde tenía su inicio cuando la compré a los quince. O eso decía mamá

Ya no tenía el inmovilizador y las llaves estaban sobre el manubrio, me acomodé la mochila en los hombros sonriendo la empujé hasta la calle cerrando la puerta de la cochera —Bien, aquí vamos— la encendí, estaba feliz por deshacerme del transporte público

Ví algunos compañeros de la escuela subirse al autobús, los dejé atrás por una buena distancia. Llegué al Shibusen pronto, era lo que me gustaba de tener mí transporte particular pues podría levantarme más tarde de ahora en adelante

Aparqué mi motocicleta en el estacionamiento para adentrarme al edificio, el lugar era curioso tenía grandes torres y parecía castillo con calaveras en la base además de una escaleras enormes por la parte frontal

Entré dirigiéndome a mi clase —Hey Soul— Black Star me saludaba acercándose a mi, choque la palma con mi mejor amigo cuando estuvimos de frente —Llegas temprano holgazán— me dijo tomando la misma ruta que yo

—Si, el viejo por fin me ha regresado el permiso de conducir— comenté sacando mi carnet en señal de victoria. Era el primer castigo al que no le agregaban más tiempo debido a mí comportamiento 

—Genial, ya era hora—Pasó su brazo por mi hombro haciendo que me agacharse un poco debido a su estatura —Debemos celebrar, te dejare tener la oportunidad de estar con tu gran dios— luego nos empezamos a reír mientras nos separabamos al entrar

Black tenía un complejo de Dios muy grande, pero fuera de ello nunca había sido un mal amigo. Era con quien pasaba más tiempo desde que llegué a Estados Unidos 

—Ya sólo falta que salgas de tu casa para iniciar una vida de soltero— Me decía animado

—Eso no suena mal— dije más para mí que para él. Muchos chicos de último grado vivían ya por su cuenta así que no me parecía mala la idea

—Buenos días chicos empecemos con la clase— la profesora Marie llegó tan enérgica como siempre, era de las que me caían mejor

Arroje mi mochila al asiento frente al mío, nunca lo ocupaban y a nadie le importaba si lo usaba

Desde que inició del curso ese pupitre estaba vacío, me dijeron que lo pusiera tras de mí si me estorbaba pero lo dejé estar, con el tiempo empecé a dejar mi mochila en el y la silla servía para subir mis piernas sin tener miradas molestas de regreso 

La clase empezó mientras garabateaba cosas en mi cuaderno, por lo regular no se necesitaban hacer apuntes con la tutora de orientación vocacional

Continuará...

El Asiento De Adelante [Monochrome 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora