Lección 15: No llores

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Después de que mis amigos se fueran a casa me quedé un largo rato solo, Maka no regresaba comenzado a preocuparme ¿Y si le había pasado algo? Mis ganas de llamarle aumentaron cuando ví la tarde volverse noche


Bastante preocupado ya, salí a la sala para ver si no había vuelto. Cuando escuché un sollozo me alarmé, corrí a la puerta encontrandola ahí —¿Maka?

—Soul— ella me veía desde su posición en el suelo

Las lágrimas surcaban sus pálidas mejillas, me sentí culpable de su llanto —¿Qué ha pasado?— le pregunté

—Nada— Ella intentó quitarse las lágrimas pero por una que quitaba, bajaban dos más

—¿Cómo nada? Estas llorando— intenté hacer énfasis en lo obvio

—No estoy llorando, tonto— Sin embargo su voz quebrada no hacía más que delatarla. Me agaché a su altura intentando tocar su mejilla

—Maka, tranquilizate mira no pasa nada, estás en casa

—Exacto no pasa nada déjame en paz— Negó a que la tocara, se levantó e intentó huir pero fuí más rápido atrapando su muñeca, al verla fijamente, por alguna razón me molestó que estuviera tan triste por algo que desconocía

—Maka, dime que ha pasado, puedes confiar en mi— le dije poniéndome de pie también

—No, no puedo confiar en ningún hombre sueltame— forcejeaba tratando de irse. Pero si la dejaba marchar seguro lloraría más en su habitación. De un rápido movimiento la abracé con fuerza

—Sueltame— Sollozó empujando mis costillas

—Puedes confiar en mí— le repetí intentado que me creyera

—No puedo, si confío en tí después me traiciónaras y te irás, no puedo confiar en los hombres, en ninguno

—No me iré a ningún sitio Maka, puedes decirme lo que pasa

Sentí que aflojaba los brazos envolviendo mi torzo, estaba respondiendo al abrazo. Su llanto aumentó de volumen mientras yo le palmeaba la espalda —Tranquila, estoy aquí— No sabía porqué decía eso, sólo quería que dejará de llorar, me preocupaba que de pronto llegara así de perturbada

—Es de lo peor— Empezó a hablar ¿Hablaba de su cita? Seguramente ese Akane le hizo algo. Si pudiera le iría a dar una buena paliza —Le coqueteó a la empleada del café en mi cara

Aquello me molestó de sobremanera ¿Coquetearle a alguien cuando estás de cita? ¿Qué clase de primo tenía Black Star? —Maka, escucha, no merece que llores por él no tiene caso— la alente, ya la consideraba como una amiga —No es necesario, hay más hombres en el planeta— no podía creer lo que estaba a punto de decir —Yo por ejemplo...

Ella levantó su rostro viéndome con mucha incertidumbre —¿Qué?— preguntó dejando de sollozar

Me puse nervioso ¿Por qué dije eso? —Quiero decir no debes desvivir por un hombre cuando hay más ...— era muy tarde para echarse atrás, un chico cool no se retracta de lo que dice

—¿Con quién piensas que tuve una pelea?— Aquella pregunta me sacó de contexto ¿Cómo que con quién? Estaba claro

—Con tu... ¿Novio?— respondí aún sin soltarla. Ella cambió su expresión de tristeza comenzando a sonreír

Luego terminó por burlarse de lo que dije —No— respondió entre las risas —No tengo novio— se encogió de hombros. Me empujó levemente para separarnos —Fué Spirit quién hizo eso. En la cita de convivencia que tuvimos hoy

Sentí mi cara comenzar a arder por la vergüenza ¿Era su papá quién se puso a coquetear con las empleadas de un restaurant? ¿Pero no era divorciado?

Entonces las palabras de Kid llegaron a mi mente. Su padre no ayudó mucho en la imagen de un hombre delante de sus ojos

Por la misma razón sus padres se habían divorciado, de seguro era desagradable verlo seguir con el mismo comportamiento a pesar de los años —Ya veo— me límité a decir volteando la cara, no quería que viera mi ridículo sonrojo —¿Quieres un té— ofrecí para safarme de la situación

—Si, gracias— sonrió limpiando sus lágrimas con la manga del suéter. Me fuí a la cocina para no incomodarla, al menos logré que dejara de llorar. Puse agua en la cafetera buscando los sobres de manzanilla en la alacena, cuando el agua estuvo caliente puse dos bolsitas de té a remojar, busqué una charola para llevar las tazas y el azucarero a la sala

—A todo esto ¿Cómo es que tuviste una cita con tu padre? ¿Te pidió que convivieran más?

Ella suspiro quitándose el suéter —No, es por un acuerdo. Esa es una de las condiciones del divorcio, cada final de mes debo pasarlo con él— me respondió vertiendo azúcar en su taza —No es que tenga opción para faltar

—Que difícil— concedí. Siempre que hablabamos de sus padres se notaba distante —Cambiando de tema ¿Cómo te fué con las chicas?— pareció sobresaltarse por la pregunta

—Bien, ya sabes cómo es Elizabeth. Me utilizó como muñeca a tamaño real— respondió soplando a su bebida caliente —¿A tí cómo te fué con los chicos?

Suspiré, había sido una reunión de cierto modo aburrida, las películas que conseguimos tenían unos efectos especiales pésimos y nos la pasamos buscando errores más que prestando atención al suspenso —Más o menos— admití sacando la bolsita de té del agua —Ya no hacen películas como antes

—Tienes razón— parecía olvidarse de su incidente de hace unos minutos. Me quedé viendo su rostro, aún se veía afligido, estaba concentrado en ella hasta que sentí algo caliente caer en mi vientre

—¡Cielos Soul!— se alarmó cuando se dió cuenta, para fortuna mía no estaba tan caliente para hacerme daño de verdad. Maka se acercó con una servilleta haciendo presión en la camiseta para que el papel absorbiera el té —Ten más cuidado— pidió levantando la cara. Nos vimos a los ojos por unos momentos, olvidé la quemadura y ella detuvo sus movimientos

Por el contrario a lo que ocurrió en la biblioteca fue ella quien me besó esta vez, cerró los ojos presionando sus labios con los míos. Aquello me tomó desprevenido pero no por sorpresa, tenía la idea de besarla, claro estaba. Pero no esperé que ella iniciara

Dejé la taza en la mesita poniendo mi palma en su mejilla, nos acercamos más para volver el beso más íntimo, ella separó los labios humedeciendo los míos, respondí de la misma manera

Sus brazos me halaron dejando que sus dedos se entrelazaran tras mi nuca, yo le aparté el pelo de la cara moviendo mi cuerpo en su dirección

No supe en qué momento terminó a horcajadas sobre mi cadera, solo podía pensar en lo bien que besaba, en sus muslos entre mis manos y sus dedos enredando mi cabello. Se movió hacia adelante acercandose más

Pasé uno de mis brazos alrededor de su cintura haciendo presión contra mi abdomen, los besos siguieron un ritmo acelerado, cada vez teníamos más necesidad de llegar a un nuevo nivel con nuestra boca. Nos separabamos constantemente para respirar y de inmediato continuabamos

Hasta que su celular comenzó a sonar en el suéter que antes traía. Se separó de mi empezando a sonojarse, parecía que no fué tan conciente de lo que hizo —Perdón— susurró apartando la mirada, por inercia la solté dejando que se pusiera de pie —Disculpa, de verdad— tomó el suéter yéndose a su habitación

Me endereze en el sillón palmeando mi rostro ¿Qué acababa de ocurrir?

Continuará...

El Asiento De Adelante [Monochrome 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora