Parte 4

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Tu padre tenía cáncer de pulmón.

No necesitaba ser una genio para notar eso. El tanque de oxigeno con el que siempre cargaba era más que obvio.

Tú lo visitabas todos los días. Acarreabas su silla de ruedas —así de grave era su enfermedad— y lo paseabas por los pasillos o el pequeño jardín.

Tu padre era alguien amable y juguetón; bromeaba sobre el clima y sobre la falda "demasiado larga" de las enfermeras. Tú lo regañabas, diciendo que a tu madre no le gustaría nada lo que él decía. Siempre sonreías junto a él, y tus sonrisas me gustaban.

Pero tu fachada caía tras la puerta cerrada de su habitación. Había aprendido a observarte con frecuencia, y descubrir aquello fue catártico.

Ese día, me pareciste más humano que nunca.

A 3600 metros© [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora