IV

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-Kisumi...- los delgados labios de Haruka apenas y lograron susurrar el nombre del joven que lo envolvía en sus brazos.

-¡Estaba tan asustado, Haru!- después le regaló una sonrisa y besó sus labios, cosa que por inercia Haruka rechazó, Kisumi era su persona menos favorita, y por ningún motivo, ni siquiera porque ahora estaba más confundido que nunca, dejaría que Kisumi tuviera contacto físico con él.

-¿Sigues molesto conmigo, Haru? Ya dije que lo siento, pero el bufete me tiene ocupado mucho, prometo dedicarte más tiempo, además no estarás tan molesto después del regalo que te daré- Y antes de que Haruka dijese algo, estaba siendo arrastrado por aquella habitación, miró el suelo frío, había una alfombra con diseños hermosos, como si fuese de la India, miró su pijama, era de seda azul rey y cuando menos se dio cuenta ya estaba frente a la gran ventana con cortinas color blanco, Kisumi le sonrió y besó su mejilla antes de hacerlas a un lado.

Al abrir las cortinas, delante de él había un inmenso jardín, grandes árboles que Haruka podía jurar que llegaban hasta el cielo, había rosales de todos los colores, los cuales estaban bien situados en el jardín sin embargo, sus ojos azules no tardaron en fijarse en la inmensa piscina, una piscina gigante, el brillo peculiar de sus ojos se presentó y no le importó siquiera que ahora, la persona que menos toleraba en el mundo, rodeaba su cintura y besaba su nuca.

—¿Qué es esto?— susurró Haruka apoyando su mano en el cristal y Kisumi sonrió besando su mejilla una vez más.

—¿Qué tiene? no vayas a quejarte de que solamente estoy malgastando el dinero, ya sé que nunca es suficiente cuando se trata de ti, por ello mande a hacer está un poco más grande, además...— y sonrió haciendo que Haruka se girará para quedar frente a frente y besó sus labios— tienes la suerte de tener a tus pies al mejor abogado de todo Japón.

Haruka parpadeó un par de veces, era verdad que sabía que Kisumi era el abogado más poderoso y exitoso de todo Japón, pero después de la preparatoria nunca más volvió a tener contacto con él. Y de hecho, jamás tuvo el interés de tenerlo.

—¿Bajarás a desayunar conmigo?— preguntó Kisumi besando su oreja y después Haruka afirmó con la cabeza.

Entonces Kisumi cruzó la habitación dejando a Haruka detrás de él con un enorme conflicto mental.

Después de un rato, Haruka bajó al comedor, trató de reconocer su ropa, pero no sabía ni por dónde empezar, así que como pudo dio con lo que se iba a poner ese día, caminó por el extenso corredor decorado con pinturas y papel tapiz rojo carmín con detalles amarillos, giró hasta llegar a la enorme y angosta escalera de mármol blanco, pulcro y limpio, bajó con cuidado topándose casi al final con una chica que llegó hasta él haciendo una reverencia.

—Shigino-san está impaciente, me pidió que fuera a buscarlo.

Haruka asintió y siguió bajando las escaleras siguiendo a la joven, que gracias al cielo lo guiaría hacia el comedor, al llegar notó como aquella mujer se unía a los sirvientes que se encontraban cerca de la mesa, Haruka se sintió un poco intimidado por aquel extraño comportamiento. Pero no hizo mucho caso, se sentó a lado de Kisumi que jugaba con la comida.

—Tardaste, ya empezaba a molestarme— habló Kisumi con cierto tono de molestia, pero después sonrió alcanzando la mejilla de Haruka para besarla; Haruka frunció un poco el entrecejo. Kisumi no le agradaba mucho, pero al parecer era su pareja nueva... diablos, esto cada vez era más confuso.

El desayuno fue tranquilo, Kisumi no dejaba de hablar de un caso de asesinato, que, por alguna razón le causaba una gracia impresionante, Haruka le escuchaba por períodos, al otro momento se distraía pensando... De acuerdo, recapitulemos todo...

Hace unos días había salido alrededor de la media noche, encontró a Rin en la calle, habían caminado juntos hasta su departamento, Rin se despidió y después él subió las escaleras, encendió las luces, dejó sus cosas en el sofá y después se asomó por la ventana para ver la espalda de Rin alejándose por la calle, miró la luz de un poste parpadeando insoportable, se metió y después cerró la puerta y las ventanas, ya que hacía mucho frío, dejó las llaves encima de la nevera y después tomó un baño, se colocó la pijama y a penas su cabeza tocó su almohada había quedado profundamente dormido.

Después, había tenido un sueño extraño y cuando despertó, Rin estaba ahí, con el desayuno y diciendo que era su pareja, estuvo con ese sentimiento de incertidumbre todo el día, habló con Rei durante el trabajo y el mismo Rei había dicho que llevaba saliendo con Rin alrededor de año y medio, al finalizar el día, Rin fue por él y ambos se fueron juntos a casa, después habían tomado una ducha... Y después, habían tenido sexo casi toda la noche, en la mañana se les había hecho tarde y salieron corriendo del departamento, al doblar la calle unos hombres los interceptaron y uno le había disparado, miró la sangre en sus manos, después escuchó la voz de Rin hablándole, después despertó en la un lugar ajeno a su hogar, y no sólo eso, Rei estaba ahí, lo había besado y, no sólo eso, había prometido tomarse un tiempo para ir por él en la noche, pues no quería que su "pareja" regresara solo, después le había prometido que irían a pasear juntos, habían salido de paseo por la ciudad, al regreso estuvieron a punto de tener sexo, pero Rei se detuvo y horas después llegó enloquecido y diciendo algo sobre su proyecto de "juventud y belleza eterna", y a su parecer le había cortado el cuello, después despertó en un lujoso cuarto y su persona menos favorita, Kisumi Shigino había entrado al escucharlo gritar y después le había mostrado un obsequio... Un obsequio que derretía el corazón de Haruka: una alberca.

Sin darse cuenta, soltó un suave suspiro, estaba confundido con todo lo que estaba pasando, quien sabe que fuerza divina se estaba burlando de él.

Kisumi se acercó y besó los labios de Haruka cosa que él rechazó por instinto, haciendo que el de cabellos rosáceos frunciera un poco el entrecejo.

Iba a reclamar hasta que el mayordomo llegó diciendo "un cliente le espera en el despacho, Shigino-san", el de ojos violetas solo pudo suspirar resignado y asintió caminando fuera del comedor, Haruka suspiró igual soltando la servilleta que tenía en sus manos y que apretaba con todas sus fuerzas.

En la tarde, cuando Haruka miraba atento la alberca delante de él, suspiró pues al parecer Kisumi había decidido "Castigarlo", o eso le había dicho una empleada, además de que Kisumi no había permitido que llenaran la alberca para evitar "tentaciones", bueno.... Debía admitir que la vida con Kisumi no era tan mala, después de todo, Kisumi casi siempre estaba en el bufete y no tendría que convivir mucho con él, en ese momento alguien llegó "Nanase-san" escuchó, giró su rostro y miró a Seijuro Mikoshiba, Haruka se sorprendió un poco y caminó hacia él.

—Mikoshiba Seijuro...—hacía mucho tiempo no lo veía, sólo sabía que era un juez reconocido y la última vez que lo había visto fue durante una fiesta de Navidad que Nagisa había organizado hace un par de años atrás.

—No sabía que seguías con Shigino, pensé que después de año y medio con él ya estarías cansado— agregó Mikoshiba con una sonrisa.

Año y medio... igual que con Rei, igual que con Rin, Mikoshiba le sonrió y después se acomodó el saco caminando junto a Haruka en dirección a la gran puerta.

—¿está Shigino en casa?— preguntó Seijuro y Haruka asintió ligeramente con una sonrisa.

—En el despacho...— susurró.

—¡Qué bueno! El viaje desde Iwatobi me dejó exhausto, deberías pedirle a Shigino que se fueran para allá. Es más práctico que venir hasta Tokio— habló Seijuro con una risa.

Así que ni siquiera estaban en Iwatobi, Haruka suspiró y después caminó a la sala sentándose en uno de los lujosos sillones, estaba aburrido, así que pensó "llamaré a Nagisa, o Rin o quien sea", tomó el teléfono y lo descubrió desconectado, molesto se levantó buscando un teléfono al cual auxiliarse, pero siempre que encontraba uno, este estaba desconectado.

—¡Oye!— Habló Haruka a una de las sirvientas, la cual asustada se acercó—¿acaso no hay ningún teléfono disponible en esta casa?

—Son órdenes de Shigino-sama— susurró la chica con temor, incluso Haruka juró que el temor era de él la chica hizo una reverencia retirándose del lugar con pasos presurosos,

¿"Órdenes"...? ¿Qué diablos pasaba ahí?  

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