Parte 4

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Comenzaron a caminar, Jun sólo se dejaba guiar por Minghao ya que no conocía el camino a la casa del pequeño. Durante el camino, como hacía siempre que convivía con alguien, Minghao dejó que el otro hablara, y agradeció que el chico no parara de hacerlo, pues no sabría cómo seguir la conversación.

—Es aquí.

Esas palabras hicieron que Jun se diera cuenta de que ya estaban frente a la casa de Minghao, y que por lo tanto, debía parar de hablar.

—¿Tú dónde vives?

—Oh. Bueno, en realidad vivo por Shen Wu Lu, pasando el río —rascó su nuca.

—¿Qué? ¿Por qué no me dijiste antes? ¡Eso está como a media hora en carro, y por la hora que es no creo que aún pase algún autobús por aquí.

—Sí, bueno, siempre es mejor caminar —sonrió encogiéndose de hombros para restarle importancia.

—Puedes quedarte a dormir si quieres —a pesar de la pena que sintió por tal propuesta no se retractó.

—No es necesario, en serio, no te molestes, es que yo...

—Como dijiste: no eres ni asesino ni violador, así que no veo nada de malo en que te quedes. Pero no tienes que hacerlo si no quieres —se apresuró a decir, queriendo acabar con la humillación que sentía, fue un tonto al creer que Jun aceptaría a quedarse a dormir en casa de alguien que a penas conocía.

—Es que no quiero molestar a tu familia —sonrió apenado.

—En serio que no es molestia, además, así me ayudas a que mi madre no me regañe por llegar a estas horas.

Sin más, Minghao se preparó mentalmente para abrir la puerta y encontrar a sus padres totalmente histéricos: a su madre inundando la sala de estar con sus lágrimas al no saber por qué su hijo no había llegado a casa, y a su padre completamente rojo del coraje.

Y al abrir la puerta eso fue justamente lo que encontró.

—¡Xiu Minghao! Por todos los cielos, ¿cómo se te ocurre...? —su padre no fue capaz de terminar la frase, pues seguido de su hijo entró un chico al que nunca había visto antes.

Incluso los sollozos histéricos de mamá cesaron.

—Ma, pa, él es Jun, un amigo —comenzó a hablar Ming—. Él... Nosotros... bueno, es que estábamos haciendo el trabajo en casa de Xuyaon y no nos dimos cuenta de la hora que era, pero Jun vive pasando el río, lo cual está algo lejos, por lo que le dije que podía dormir aquí —intentó sonar lo más sincero y seguro que pudo, y esperaba que su historia improvisada sonara verídica para sus padres.

—Oh. Un amigo —habló su madre con seriedad, mirando fijamente al chico desconocido—. Claro que puede —cambió su expresión y su tono a uno de emoción—. Ven, pasa, pasa, estás en tu casa. ¿Quieren cenar? ¿Y cómo conociste a nuestro Ming? Así que vives pasando el río, ¿eh? Vamos, cuéntame...

—Mamá —intentó detenerla, pues la mujer bombardeaba con ridículas preguntas a Jun y en el camino avergonzaba a Minghao, pero el invitado simplemente sonreía divertido.


~

—¿Minghao?, ¿estás dormido? —preguntó el más alto, recostado a un lado del chico, mirando técnicamente hacia la nada, pues toda la habitación estaba totalmente oscura.

A lo lejos se podía escuchar el simple silencio nocturno, y uno que otro auto, pero nada más.

No obtuvo respuesta alguna, por lo que cuidadosamente se recostó sobre su costado izquierdo, dándole la espalda al dueño de la cama, tal y como él lo hacía.

Becoming SEVENTEEN [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora