Ella ya ni se acuerda de mi, yo que juré protegerla, al final es ese niño rubio quien la protege. Si supiera la verdad de él... Si supiera quién es él en verdad... Intenté decirselo, pero no me hizo caso, parecía como no si no pudiera verme, ojalá pudiera existir y protegerla de todo, me siento inutil al solo ser una simple alucinación, le debo la vida gracias a mi niña, gracias a ella existo, le debo mi vida a ella, le agradezco mi existencia, no soy como los demás, que intentan herirla, y por lo que he escuchado planean hacerla algo malo y yo debo evitarlo.
-Entonces mañana será el gran día.
-Por fin somos suficiente fuertes para hacerlo.
-Será muy divertido poder controlarla.
Los miré con horror, debía impedir eso a toda costa, pero se que si me enfrento directamente a ellos, no podré hacer nada por mi niña, ya que ellos sin muchos más, con una actitud negativa que contagia a mi pobre niña, cuanto deseo verla, como desearía que supiera toda la verdad, pero dentro de poco sabrá toda la verdad, yo le contaré toda la verdad.
Mientras los demonios de mi niña estaban entretenidos discutiendo sobre los detalles de su plan, yo intenté irme de allí, pero era demasiado tarde, cuando me vieron alejarme centraron toda su atención en mi.
-¿Adonde crees que vas?
-Eso no os incumbe a ninguno de vosotros. - Respondí.
-No dejéis que ella escape, nos ha escuchado, irá a advertir a esa mocosa estupida.
-¡Soltadme, dejadme en paz! - Intenté librarme de ellos pero era imposible, me habían inmovilizado, habia muchas alucinaciones sujetandome los brazos y las piernas, impidiendo así que hiciera algo.
-Ahora será tu fin...
-¡Ni se os ocurra! ¡No! ¡Soltadme ahora mismo!
Todos se acercaban a mi, no me podía creer que así acabaría mi existencia, borrada por las alucinaciones de las cuales tenía que ser protectora de ellas contra mi querida niña.
-Soltad a Saturno.
No podía ser... Cómo supo mi nombre, ninguna de las demás alucinaciones sabía mi nombre, así que levante mi cabeza lentamente hasta encontrar quién habia dicho mi nombre, Oliver...
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El Amanecer De La Desgracia
HorrorNadie podía entenderme, nadie sabía el dolor que me provocaban las voces en mi interior, nadie podía ayudarme.