Capítulo 3

46 0 1
                                    

Desperté el sábado en mi casa, en mi cama, con un dolor de cabeza que me mataba y un mareo que no podía soportar. Pero más allá de eso, mi preocupación era como había llegado a mi casa. Más bien, quien me había llevado.
Leo noticias a diario sobre muchachas borrachas y vulnerables que son cruelmente violadas (Perdón por ser tan explicita, pero es lo que se dice en las noticas) y siempre me prometí a mí misma no llegar a ese estado. Creo que rompí mi promesa.
Me levante y fui directo al baño. Luego de una ducha, me acomode el pelo, me puse ropa limpia (otro pijama, ya que no pensaba hacer nada en todo el sábado) y baje a desayunar. ¿Desayunar? Si eran las dos de la tarde!
Arriba de la mesa mi hermano ma había dejado una nota que decía:
"Seguramente no te escuche llegar y me levante antes que vos, por eso te dejo esta nota. Fui al pueblo de Carola para pasar el fin de semana con los suyos. Cualquier cosa, llámame. Te amo.

Pd: hay dinero en la alacena de arriba a la izquierda y chocolates en el mueble del living"

Perfecto. Todo lo que necesito.
Carola es la novia de mi hermano hace tres años. Me cae muy bien, es muy simpática. Además, lo apoya en todo lo que él se propone a hacer. Y eso es importantísimo. Tener al lado tuyo una persona que te acompañe en lo que queres debe ser una gran motivación a cumplir tus objetivos. Lástima que todavía no conocí a la persona que cumpliría ese papel en mi vida.
Que no se mal interprete. Mi hermano me sigue a donde vaya y me apoya en todo. Pero me refiero a un compañero de vida, alguien que elija estar a tu lado. Porque a mi hermano le tocó apoyarme. Tiene cierta obligación de hacerlo. Carola, por ejemplo, elige apoyar a Tomas. Quiero conocer quién elija apoyarme, para poder elegir apoyarlo.
Estuve toda la tarde llamando a Clarisa. Necesitaba respuestas. El último recuerdo que tengo de la fiesta es estar hablando con ese imbecil del amigo del primo, del primo del amigo, primo del primo de mi amiga, ya ni me acuerdo...
A las ocho, mi amiga me devolvió el llamado.
-¿Qué como que no te acordas que te fuiste con Bejamin?- exclamó gritando cuando yo le pregunté que había pasado.
-Vamos Clarisa, no juegues. Te estoy preguntando en serio.
-¿Te parece que jugaría con algo así?
-Si.
-Bueno si, pero te prometo que esta vez no es juego.
-A ver, dime lo que dices que pasó. - dije con un tono irónico.
-No si no me vas a creer. No gasto saliva ni energía en contarte algo que te va a entrar por un oído y salir por el otro.
-Dale Clarisa, no la hagas larga.
-Bueno, está bien. Apenas llegamos a la fiesta, te perdí. Habrán pasado algo asi como dos horas, cuando te vi sentada en un banco del patio. Parecía que te sentías mal, así que fui a ayudarte. Y, amiga, claramente estabas muy mal. Prácticamente no tenías reacción, parecías un zombi de esos de la televisión. No sabía qué hacer, porque no quería irme, pero no te iba a dejar ahí sola. Estaba analizando si ser una buena amiga o disfrutar de mi vida y dejarte cuando...
-Clarisa! ¿cómo analizando? Sabes lo que yo hubiese hecho por ti! Me hubiese ido contigo sin pensarlo!
-Podes no interrumpirme, por favorcito? Bueno, sigo. Estaba lidiando conmigo misma cuando apareció Bejamin. Me pregunto si habías tomado de más y le dije que si, pero que nunca te pasabas de esa manera, solo esa vez. Se rió y me dijo que él te llevaría a casa, que de todos modos él se estaba aburriendo. Al principio me negué, pero después pensé que no habría mujer en el mundo que desaprovecharía la oportunidad de estar a solas en un auto con ese regalo de dios. Asique decidí por ti y accedí. Te levanto, me pregunto tu dirección y te saco de la casa. Fin.
Claramente, era imposible. Creo haber mencionado que La clase de chicos "Benjamin" no ayudan a la clase de chicas "Olivia" y menos si esa clase está borracha y hay posibilidades de que el auto termine vomitado. Por lo que dije:
-Muy linda tu historia de amor Clari, pero ahora quiero que me digas en serio que pasó.
-Olivia, es la verdad. Si hubiese querido inventar una historia, te diría que eso bombón y yo nos encerramos en una habitación y...
-Listo Clari, entendido. Entonces, ya que se supone que esa es lo que realmente pasó, ¿ Cómo fue que entre a mi casa, si no podía prácticamente movverme?
-Mira linda, no tengo una cámara espía en el auto de Benjamín, aunque me gustaría, imagínate las veces que debe manejar en cuero y las venas de sus brazos...
-Concentración amiga. Por favor.
-Si, perdón. Como te decia, eso no lo sé. Tendrás que preguntárselo.
-Ni loca, no pienso hablar con el.
-Por lo menos debes decirle gracias, Olivia. Hablando en serio, se lo merece. Y lo sabes. Tengo que colgar, después te llamo.
-Chau Clari, gracias.

Y por eso cortamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora