14:23
Llegó el día. Estamos en el avión y acabamos de despegar. Es hermoso ver a todo desde esta altura. Todo Montevideo tal si fuera una ciudad de juguete. Como si las personas fueran aún más pequeñas que las hormigas.
El sol reflejado en el mar, las nubes acompañándonos en el vuelo.
Ahora nos encontramos dentro de una nube y todo desde la ventana se ve blanco y nublado. Estamos a punto de aterrizar en Buenos Aires, nuestra escala, y luego iremos directo a Paris.
15:43
Estamos en el aeropuerto de Buenos Aires esperando a subirnos de nuevo al avión para ir a Paris. Según el cartel de horarios de los vuelos el nuestro sale a las 17:10 pero supongo que embarcaremos como una hora antes.
El día en Uruguay estaba mucho más lindo: soleado, el cielo celeste y decorado por algunas nubes. En cambio acá está lloviendo y el celeste del cielo está cubierto de nubes, haciéndolo ver blanco. Por suerte estoy escuchando música, una canción de Glee en este momento, y así la espera no se hará muy pesada.
Saliendo del avión nos encontramos con Rolan (o Roland), el jugador de la selección uruguaya, quien había viajado en el mismo vuelo que nosotros y nos sacamos una foto con él. Mis hermanos estaban muy contentos, y yo también.
18:05
El avión está genial. Tiene una pantalla en cada una de las partes traseras del asiento de adelante, y tiene muchas series y películas para ver. Acabo de ver un capítulo de Modern Family.
El cielo ha presentado y presenta colores demasiado hermosos para mis ojos, podría estar todo el día sacándole fotos, pero, además de que no tengo memoria infinita en mi celular, no se logra apreciar adecuadamente la belleza de la vista a través de una fotografía. No puedo evitar sentir un placer al observar todos estos colores, al presenciarlos. Es indescriptible e irreal sentirme en esta altura tan elevada, ver la tierra desde arriba y estar entre las nubes y colores del cielo; estar rodeada de una pintura real. La belleza del cielo, aquella que aprecio tanto desde abajo, me abraza con sus cálidos brazos, y no existe separación alguna, en cuanto a distancia, que mis ojos puedan sentir. Tengo unas imponentes ganas de salir y volar junto a aquellos colores, junto a las nubes, de expandir mis alas y planear sobre la tierra, de sentir al frío viento recorrer mi rostro y soplarle a mis cabellos. Ojalá algún día pueda lograrlo, ojalá.