El juego del ángel

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A veces me miraba brevemente y sonreía. Yo la observaba de reojo y me daba cuenta de que sólo con mirarla  se me hacía menos difícil creer que tal vez quedaba algo bueno y decente en este perro mundo y, con suerte, en mí mismo.

Carlos Ruiz Zafón

Amante de letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora