CAPÍTULO 7
Madrid 2006
—Sam...
—Lo siento Nicholas, sé que quieres a ese chico, pero yo aun no confío en él lo suficiente. Cuídate ¿sí?
—Lo haré. Te amo, y amo que te preocupes por mí.
—Yo te amo a ti Nick.
Samantha por alguna razón no confía en James y su hermano, sobre todo en su hermano. A veces mi amiga es demasiado desconfiada, aunque a la vez cuando hay algo que le molesta casi siempre es con alguna razón.
Pego un brinco cuando los brazos de James se enrollan en mi cintura y su pecho se pega a mi espalda. Su risa ronca se cuela en mis oídos. Pasaremos la noche en un hostal. Cuando esta mañana me invitó a pasar el fin de semana solo los dos a las afueras de la cuidad me sentí nervioso, pero a la vez emocionado. Me costó un poco convencer a Hernán y un tanto más a Samantha.
—¿Te duchas primero? —dice admirando la vista. Ya que había salido al balcón a llamar a mi amiga.
—Am... puedes hacerlo tu primero —me giro, pero James no se aleja así que termino encerrado entre sus brazos.
El solo me mira y yo no sé qué hacer. De repente los nervios me inundan y comienzan a hacer estragos en mi estómago. James se acerca a mí solo haciendo que mi ansiedad aumente y con delicadeza pega su boca a la mía en un beso suave, no hace nada por aumentar el ritmo solo se mantiene dando ligeras succiones y caricias. Aunque no es la primera vez que me he besado con un chico debo reconocer que no tengo experiencia así que de manera torpe —y seguro haciéndolo mal— trato de seguir el beso y hacer mis propios movimientos. Todo comienza a subir de intensidad y siento como la temperatura de mi cuerpo se eleva poco a poco, como mi respiración y la suya se hacen más agitadas, como sus brazos se cierran a mi alrededor para pegarme más a su cuerpo y como algo tanto en él como en mi despierta.
—James... —susurro cuando se separa de mi pero sus labios se mueven por mi mejilla hasta detrás de mi oreja donde succiona mi piel.
—Shh... no estes nervioso, no haré nada que tú no quieras —no deja de poner pequeños besos a lo largo de mi cuello entre cada palabra.
—Yo... nunca he estado con nadie —confieso. James se separa por completo para poder mirarme.
—Yo, nunca he estado con un chico.
Vuelve a besarme, pero esta vez no hay nada suave ni delicado en su tacto una de sus manos toma mi nuca para evitar que me aleje y la otra me aprieta mucho más. Su boca arrasa la mía su lengua busca la mía y todo en este beso es carnal. James me empuja haciéndome retroceder para entrar a la habitación, caemos sobre la cama y James se separa de mi pero no abre los ojos.
—Nick... dime que pare. Yo, no sé si pueda hacerlo —me desconcierta el tono de su voz. Tan suplicante, casi dolido, que realmente no sé cómo reaccionar.
Tomo su cara entre mis manos y espero, espero a que abra los ojos porque necesito verlos. Después de unos segundos lo hace y le sonrío. Dentro de los ojos de James puedo ver lo que desea que pare lo que está a punto de suceder, pero a la vez el deseo que tiene que no lo haga.
—No quiero que pares —dejo un suave beso en sus labios—. Yo... quiero esto.
James me besa y una vez más agita todo dentro de mí, la ropa comienza a molestar en ambos. Poco a poco él quita la mía y yo la suya. No puedo evitar avergonzarme al encontrarme desnudo frente a alguien más, pero las caricias de James hacen que en mi mente solo esté él.
Pronto sus caricias van más allá y es inevitable que mi cuerpo se tense ante la desconocida sensación de alguien acariciando lo más íntimo de mí.
—Espera... —pido cuando la incomodidad es demasiada— solo un minuto, por favor.
—¿Quieres que me detenga? —la respiración de ambos es un desastre y siento mi cuerpo arder. Yo quiero esto. Quiero estar con James.
—No. Solo necesito un minuto.
James me toma en su mano y me acaricia de arriba abajo mientras deja besos por todo mi cuello y hombros. Pronto me tiene retorciéndome bajo su cuerpo y cuando estoy a punto de llegar, James entra en mi dejándome sin aliento. Duele, pero no se mueve para que me acostumbre a la sensación. Luego de unos momentos me doy cuenta que soy yo quien se está moviendo e instándole a hacer lo mismo. La incomodidad no se va del todo, pero sí el dolor le da paso al placer.
Hay palabras susurradas del uno al otro, besos torpes por los movimientos de nuestros cuerpos, respiraciones agitadas y sudor corriendo por mi piel. James aumenta la velocidad de sus movimientos y su mano me toma firmemente. Jadeo cuando una corriente que comienza en mis pies sube lentamente por mi columna vertebral hasta nublar mi cabeza para bajar de golpe y explotar entre mis piernas. Me corro en la mano de James que aún me acaricia y siento que sus movimientos se vuelven más fuertes y jadea en mi oído mientras él también se corre dentro de mí.
Estoy en una nube de emociones y sensaciones nuevas para mí que no sé cómo describir.
—¿Te he hecho daño? —James pregunta todavía con la respiración agitada cuando se separa de mi para mirarme.
—No, todo está bien.
—Nick —su mano acaricia mi mejilla y mis labios—, yo... te quiero.
Madrid 2017
Nicholas.
Busco mi lugar maldiciendo todo y a todos. Desde el momento en que me avisaron que el avión de la empresa había tenido un desperfecto debí ponerme a buscar alguna empresa que hiciera viajes privados. Pero no, tuve que hacerle caso a Verónica y aceptar viajar en un vuelo comercial normal. Y no es que sea un snob que mire en menos eso, siempre que viajo solo lo hago en un vuelo comercial. El problema es que en un vuelo comercial un perro del tamaño de Saimon debe ir en el área de carga.
Eso no me gusta, es un viaje tan largo para que mi perro esté ahí que me preocupa que algo le pueda suceder. Ni siquiera por ser pasajero de primera clase me permitieron subirlo conmigo.
—¿Estás bien? —la culpable de todo se sienta a mi lado y le frunzo el ceño. Hay una razón por la que compro más de un asiento y es porque no me gusta viajar con alguien a mi lado.
—Es la novena que me preguntas eso.
—Estoy preocupada por ti, llevas raro toda la semana.
—Solo me preocupa que mi perro vaya en la parte de carga.
—¿Por qué traerlo?
—¡Son seis meses, Verónica! —creo que le hablo un tanto brusco— No lo dejaré solo tanto tiempo. Es mejor que vayas a tu asiento.
—Linda manera de decirme que me largue —le sonrío y se va.
Me acomodo en el asiento cuando anuncian el cierre de las puertas y más tarde el piloto anuncia que estamos a punto de despegar.
Aun me cuesta creer que de verdad estoy viajando para ver una vez más a James. No...Edward. Samantha lo hizo hace tres días porque espera tener el lugar perfecto donde nos quedaremos durante los seis meses que estaremos en Estados Unidos. Espero y esa loca no meta la pata, porque a pesar de que confío en ella con mi vida, la conozco y sé que Sam es impulsiva y muy pasional. No me sorprendería si de alguna manera se las arregla para ver personalmente al hombre que me arruinó la vida.
Cierro los ojos pensando en que lo volveré a ver. ¿Qué cara podrá cuando me vea entrar? ¿Se asustará?
James Smith es el hombre más he amado en mi vida, pero él, él no sintió lo mismo por mí. Cada una de las acciones y palabras que salían de su boca eran para engañar y así obtener lo que quería. Dinero.
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Todo de mí. PRONTO EN FÍSICO
Non-FictionEdward O'Donnell ha construido un pequeño imperio a partir de herir el corazón de la persona que ama y de paso el suyo. O'DonIngenier, la empresa que sacó de las cenizas solo para tener el privilegio de echar a los hombres que habían causado la desg...