CAPÍTULO 10

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CAPÍTULO 10


Edward.

Después de llevar a mamá a comer para darle tiempo a Greg de limpiar su apartamento —cosa que mi madre por supuesto sabía— la llevé con mi hermano y pasamos los tres el resto de la tarde, charlando, riéndonos y comentando con ella los nuevos proyectos de la empresa y ella nos cuenta los que tiene para el negocio que tiene con la hermana de papá.

Cuando entro en mi departamento siento que casi no me puedo los pies. Estas últimas semanas el cansancio mental me gana y se adueña también de mi cuerpo. Aunque hoy por alguna razón me siento todavía más cansado. Es que este día fue particularmente pesado para mi salud mental, por la mañana hubo una intensa reunión de trabajo con Lucas Dawson para el presupuesto de una nueva construcción para la empresa de su padre, y ese hombre sí que es intenso. Después Greg sale con esa información sobre Nicholas y luego la llegada de mi madre. Aunque esa parte no la puedo considerar una carga porque a ella siempre la extraño.

Pero creo que es lo segundo lo que hace que este día sea peor. Nicholas. Ni siquiera sé por qué comencé a pensar en él más de lo normal. Durante estos años si lo recuerdo y muchas veces siento que las ganas de buscarlo me ganan, pero estos meses pasados mis pensamientos se llenan de él en mis ratos libres, y a veces en ocasiones cuando estoy ocupado y lo que es más molesto aun es que se cuela en mis sueños y no me está dejando dormir tranquilo.

Me voy directo a la ducha, cuando salgo tomo una botella de vino y me siento en el sofá a ver el juego, pero en realidad no veo nada porque mi mente vaga. Me doy cuenta de que he bebido toda la botella cuando la empino y nada sale. Me levanto en busca de otra y me percato de que el vino ha hecho efecto. Regreso a la sala con otra botella descorchada porque hoy tengo ganas de beber, pero cuando estoy por sentarme la puerta de mi departamento se abre y Susan aparece en el umbral. Reconozco que es una mujer hermosa, creo que eso nadie lo pudiese negar y me he deleitado muchas veces en su cuerpo y es bastante agradable charlar con ella, también tiene cerebro. Fue la única mujer que llamó mi atención para algo más de un par de noches. Pero mi interés en ella ha ido decayendo con los meses.

—Hola, mi amor —se acerca a mí y deja un beso en mis labios—. Vine a que cenemos juntos.

—Yo ya cené —me siento en el sofá y le subo el volumen al televisor.

—Edward ¿estás bien?

No contesto y solo bebo, Susan se acerca y se sienta a mi lado en el sofá hasta que su mirada es tan molesta que me giro a verla y ¡maldita sea! Sus ojos están aguados por mi respuesta brusca y mi falta de respuesta. Odio cuando alguna persona —porque también lo he visto en el mundo de los negocios— hace eso de las lágrimas.

—Cené con Greg —no nombro que mi madre vino—. Pero si haces algo ligero te acompaño a comer —me acerco y dejo un suave beso en sus labios. Aunque no muy convencida asiente y va a la cocina.

Cuando me llama diciendo que la cena está lista me cuesta pararme porque he bebido dos botellas de vino. Entro a la cocina afirmándome de las paredes para mantener un paso recto y cuando me siento veo que la cena está servida. Salmon salteado con verduras asadas acompañado de vino blanco, aunque estoy seguro que no es buena idea seguir bebiendo me sirvo una copa y la bebo completa antes de comenzar a comer y debo reconocer que Susan es una buena cocinera porque está delicioso. Mientras cenamos me trato de enfocar en lo que me cuenta, aunque en más de una ocasión debo pedir que repita lo que dice porque mi mente se va. Me cuenta que en unas semanas debe viajar a Paris para un desfile y también que está emocionada porque la invitaron a participar de un capítulo de una famosa serie policial.

Todo de mí. PRONTO EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora