hacía realmente un lindo día, la luz del sol era cegadora y ya sentía como el efecto del bloqueador se iba perdiendo y el sol quemaba mi piel. Miré la hora y ¡ No puede ser ! había caminado hora y media sin detenerme. A las 9:30 de la mañana había salido a caminar como todas las mañanas, pero esta vez a diferencia del resto de días en los que disfrutaba de la compañia de mi perro Max y de la música en mis oidos, había traido el libro para el cual me faltaban cinco capítulos para terminarlo, ¡¡ no podía dejar de leer cuando estaba tan interesante!!, y de hecho ya había acabado el libro, pero aún así había caminado una hora demás sin notarlo.
-Eso demuestra que tengo problemas - Murmuré y Max ladró en señal de estar de acuerdo, pero antes de que yo le pudiera responder choqué con algo que me agarró por los hombros y preguntó:
- ¿Por hablar sola?, ¿por no ver por donde caminas? o ¿por leer en lugar de divertirte en las olas?; cualquiera que elijas te asegura una visita al psiquiatra - Un chico de mas o menos un metro ochenta de alto, el cuerpo fornido (por el cual las chicas babean, todas excepto yo), un pelo ondulado rubio cenizo, ojos grises y todo lo que complementa el estilo de ''guapo y sexy'' surfista me veia de manera divertida.
- Hola, Hurley - Dijé con una voz lo mas carente de emoción que pude.
-Hola, Sue - Dijó el mientras se ponía a mi lado y me abrazaba, ensuciandome de arena.
- ¡Mira lo que hiciste! - Dijé apartandome de él y sacudiendome toda la arena, pero gran parte de ella permaneció pegada en mi piel - gracias, en serio te lo agradezco - Dijé sarcasticamente mientras me alejaba de él, pero enseguida el me alcanzó y me besó en la mejilla o quizás debería decir me aplastó la mejilla con sus labios para luego revolverme el pelo con su mano.
- Siempre es un placer - Dijó aún mas divertido haciendo una reverencia.
- ¿Qué acaso no tienes que ir a pararte en esa tabla o ahograte en el intento? - Dijé sacudiendo la arena que había entrado en las páginas del libro.
- Y perderme un rato contigo - Dijó alzando una ceja - y que te quede claro yo nunca me ahogo.
- Si claro, así como cuando mi papa tuvó que ir a rescatarte y regresaste llorando - Dijé reprimiendo una carcajada.
- ¡ Tenía 10 años! - Exclamó alzando las manos.
-Aún reuerdo, como llorabas diciendo ''mami, tenía mucho miedo; casi muero'' - Esta vez reí placidamente
- Si, bueno tu tampoco amabas el mar demasiado - Contraatacó.
Era cierto de pequeña me aterraba el mar, cuando mi padre me metía al mar lloraba hasta que el se cansaba y me dejaba ir a jugar en la arena, sin embargo siempre me gustaron mucho los peces y moría por nadar y jugar con ellos, en especial con los delfines; en mi decimo cumpleaños mi papá me sorprendió diciendome que iria a pasear en bote y luego a nadar con los delfines a un acuario lo cual no me asustó en absoluto, pero a mitad del paseo el bote se detuvo y salieron a la superficie tres sonrientes y amigables delfines, en ese momento yo entendí que me habian engañado y al principio me molestó, pero despues de jugar un rato con los animales desde el bote no me resistí y me metí al agua oviamente estaba nerviosa, pero al instante se me paso cuando me cogí de la aleta de uno de los delfines y este me arrastro dando vueltas. Luego de eso no había quien me convenciera de salir del agua, pasaba horas en el mar y recuerdo como mi mama me dijo que me iba a terminar saliendo cola, aletas y branquias.
Reí ante el recuerdo. El me vio como si estuviera loca
- Quizás en serio tengas problemas - Dijó con un tono falso de preocupación.
- Si, quizás, aunque no importa puedo vivir con eso - dijé y de reojo ví la hora eran las 11:30 en media hora tenía que estar al otro lado de la ciudad ¡demonios!
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Los polos opuestos se atraen
RomanceElla, una escritora con muchas esperanzas, una chica alegre, soñadora y divertida, que ve por los demás y su mayor pasatiempo: leer un buen libro en casa. El, un surfista famoso en todo el mundo, no solo gracias al surf, sino también a sus diversas...