Tras el primer beso, perdí toda la esperanza de que se quedara un poco más.
Luego fue allí donde nació un segundo intento.
Nos besamos de nuevo con tanta energía, nuestras lenguas eran remolinos demoníacos, una sola mano suya que se enredó por mi cintura fue suficiente para acercarme a su cuerpo.
Fue ahí dónde perdí la cordura y me entregué por completo en alma; lástima que sólo fue eso, mi cuerpo aún reclama saciarse.
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El Diario De Un Soñador
PoetryY una vez más estoy encerrada en un mundo de palabras... por que durante la hora de lectura, el alma del lector esta sometida a la voluntad del escritor.