En la comisura de sus labios fue dónde dictó mi sentencia, y es que la condena era verlo sonreír y no poder probar de aquello de dónde salen lineas y versos adornados con flores. El dolor aumentaba al sumar sus delirantes ojos en un tono ambar, que penetran mi piel dilatando cada uno de los poros existentes en mí, haciéndome sudar palabras bonitas. Esa melena al hombro, que cae formando rizos alborotados sin camino que seguir, como su andar por el mundo, pisando fuerte, creando destellos y estrellas nuevas, encendiendo esa chispa agotada que en mi alma se apagó. Su silueta perfecta, su complexión sin error, sus dedos titubeantes que bailan sobre la forma de mi mano, con algunas pausas y caricias, pero siempre atento a lo que viene. Distante, ajeno, lejano, mi carcel, su presa, mi más temible juez. Aquellos labios con descripción de inalcanzables.
-LSJ-
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El Diario De Un Soñador
PoesíaY una vez más estoy encerrada en un mundo de palabras... por que durante la hora de lectura, el alma del lector esta sometida a la voluntad del escritor.