Capítulo 8

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Subía las escaleras de dos en dos, mientras echaba humo. Hacía el intento de abrir la puerta, pero el cerrojo estaba echado. Empecé a aporrearla y a gritar el nombre de ese asqueroso ser.

-¡Abraham, abre la puta puerta!-chillé.

Tras cinco minutos aporreando la puerta sin parar, Abraham se cansó y terminó por abrirla.

-¿Qué cojones quier...-no le dejé terminar porque le di un empujón.

-Mira niñato, es el primer día que estoy aquí, ¿vale?-le vuelvo a empujar en el pecho.-Qué menos que tener un poco de educación, ¿no? ¡No sé quién mierdas eres para cogerme y llevarme hasta el sofá, que eres gilipollas!-acabé gritando haciendo gestos con las manos.

Abraham me cogió por las muñecas y me pegó bruscamente a la pared, muy cerca para mi gusto.

-Mira bonita.-me susurró al oído, causándome escalofríos.-No me importa lo que me digas. Esta es mi casa y haré lo que me salgas de las pelotas, ¿entiendes?-se separó un poco para mirarme fijamente, y tragué saliva.-Como si me apetece follarte, pues cojo y te follo.-dijo volviéndose a acercar a mi oído mientras yo abría los ojos como platos.

-Abraham, suéltame. Ya.-dije intentando soltarme de su agarre, pero fue en vano.

Empezó a besarme el cuello, a lo que yo lo incliné hacia el lado contrario para que tuviese mejor acceso.

Notaba como algo crecía y chocaba contra mi barriga.
Hostia.

Pegó su cuerpo totalmente al mío, a lo que yo solté un gemido.

-Claudia, ¿qué estás haciendo? Es Abraham; es Abraham Mateo.

Escuché a mi conciencia y tenía razón. ¿Qué coño estaba haciendo? Aparté a Abraham bruscamente de mí, y salí de la habitación sin decir absolutamente nada y razonando qué acababa de pasar.

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⏰ Última actualización: Jul 20, 2019 ⏰

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