Capítulo uno.

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En un país muy, muy, muy, demasiado lejano, en una hermosa mansión vivían un rey, su hijo y una reina, que murió y nadie sabe por qué ni cómo se llamaba.

El pequeño príncipe era conocido por su singular sombrero de manzana, era considerado por las personas del reino como la fruta más hermosa de la historia universal, el reino y sus pobladores eran bastante... Raros.

Un día el rey Byakuran decidió que estaba aburrido de estar solo con su hijo, así que le pidió amablemente al lamebotas que tenía por sirviente que le consiguiera una pareja, Kikyo muy emocionado hizo lo que le ordeno su adorado Byakuran-sama, pero como el rey no le específico que clase de pareja buscaba y todas las señoritas del reino conocían el mal habito del rey, léase como vivir su vida pendiente de sus malvaviscos, ninguna de ellas acepto, así que tuvo que presentarse ante el rey con una piña a su costado.

-¡Oh, gran Byakuran-sama! ¡Encontre a l pareja perfecta para usted!-Exclamó el entusiasta sirviente a su querido rey.

-¿Eh~? ¿Y ahora de que hablas?-El siempre atento, nótese el sarcasmo, rey miro extrañado a su sirviente más devoto.

-Le pediste que te consiguiera pareja hace una hora-Comentó el príncipe del reino, que había aparecido de un túnel que tenía bajo el piso, a saber por qué.

-¿Yo hice eso? No lo recuerdo-Murmuró el rey que siempre estaba al tanto de todo.

Los años pasaron, dos en realidad, y el rey murió misteriosamente, algunas personas decían que tenía diabetes y no se cuidaba fue muy triste, el nuevo rey, la piña, quedo al cuidado del joven príncipe, consciente de que ese pequeño podría quitarle todo lo que tenía en cuanto quisiera.

El rey piña vigilaba atentamente al príncipe manzana, en realidad no le importaba perder el reino mientras fuera la fruta más hermosa del mundo, con el tiempo se gano el respeto de Fran y el amor incondicional de una joven doncella.

Algo que nadie sabía del rey Mukuro es que era adicto al juego, bueno eso y que tenía un espejo mágico, con delicadeza se acerco a aquel hermoso espejo que colgaba en la pared, su propio reflejo le devolvió la mirada y una sonrisa socarrona se plasmo en su rostro.

-Kufufufu~, pero ¿Qué ven mis ojos? Tanta belleza debería ser ilegal-El extraño rey empezó a hacer poses ridículas y sugerentes frente a aquel espejo.

-Sino quieres que salga de aquí y te golpee por tarado sera mejor que insertes la moneda y preguntes lo que tienes que preguntar-Gruñó una voz femenina que provenía del delicado espejo.

-¡Ah! Cierto que venía por eso, es que ver tanta belleza me deslumbra-El rey piña se abanico el rostro de una manera bastante afeminada.

-Como sea, ¿Qué quieres ahora? ¿Entradas para el cine? ¿Peluquería? ¿Saber donde vive tu mangaka favorito y hacer estallar su casa por no hacer un final yaoi?-Preguntó la enigmática mujer después de recibir su paga.

-¿Tienes ofertas para la última opción?-Preguntó entusiasmado el rey.

-¿Me ves cara de beneficencia? Por supuesto que no, tengo mis principios-Bufo molesta la esper.

-En ese caso pediré lo de siempre-Murmuró decepcionado.

-Oh, bien entonces es una orden de papas fritas y una mentira-El mayor dudo un poco.

-No tengo para la mentira, supongo que me iré por lo más barato que es la verdad-La chica suspiro, se supone que el rey tenía dinero pero nunca le pagaba bien, lo mataría.

-De acuerdo, mientras están tus papas podría soltarte la verdad-Mukuro sonrió.

-Muy bien, como lo ensayamos, espercita, espercita, ¿Quién es la persona más bella del reino?-Preguntó el rey con su tono más cantarín.

Un sueño extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora