Aurora (Jongtae)

Pasado parte 1

Jonghyun

La habitacion está iluminada solo por una lámpara y la tenue luz de la luna que entra por la ventana del cuarto de Taemin.

-Creo que ya es el momento de hablarte de nuestro pasado, nuestras vidas juntos.

No sé a que se refiere Tae. Cual pasado? Más de una vida?

Por un momento me quedo en blanco y no sé que hacer ademas de quedarme parado y estático.

-Jonghyun, esta será una larga historia, por favor siéntate.

Por puro reflejo obedecí a Taemin y me senté junto a él en la cama donde el me había ofrecido para quedarme esta noche.

-Haz oído alguna vez o haz creído en el renacimiento de nuestras almas después de la muerte?

-Te refieres a la reeencarnación?-pregunto aún inseguro en si creer lo que asumo que me está diciendo será verdad o serán simplemente los delirios de una persona que apenas conozco y tal vez podría ser peligrosa.

Pero aunque la parte racional de mi cerebro me dice que me salga de ahí, que esto podría ser algo peligroso, algo muy dentro me hace quedarme y al mirar a esos ojos grises por alguna razón me ha hecho sentir una inmensa calma cuando al fin puedo distinguir con la tenue luz de la luna la sinceridad en su mirada.

-Sabias que Platón en un texto antiguo que escribió habla de tres sexos, uno masculino, femenino y un tercero que era Andrógino -femenino y masculino- los cuales habrían sido personas muy fuertes y antecesores de nosotros, pero según la leyenda Zeus se sintió amenazado por esta raza y decidió dividirlos, desde entonces ambas mitades de lo que ahora podrás haber escuchado que les llaman almas gemelas se buscan, en cada nuevo renacer a este mundo.

Entonces él aún viéndome a los ojos-creo que esta apunto de llorar, no sé si será mi imaginación porque no puedo pensar en razones por las que quiera hacer eso.

-Y lo que quiero Jong es contarte nuestra historia.

El joven de ojos grises era hijo de una familia muy rica de ese entonces, vivían en una de las casa mas grandes del estado próspero de Baekje que dominaba el sur de la península en aquel entonces, en la era de los Tres Reinos.

A él nunca le había importado el poder que imponía su familia, el dinero, el honor, no implicaban lo más importante en su vida. Sino que ahora lo era aquel chico de ojos grises que había aparecido en su vida y había robado su corazón desde el momento que lo vió.

El día que se conocieron era un día hermoso, se sentia la llegada de la primavera en los árboles y flores que rodeaban su casa, había slido a caminar por su jardín y se había dirigido a su sitio favorito donde se encontraba un hermoso árbol de cerezo.

Al acercase logró divisar lo que parecía la figura de alguién acostado a pie del árbol. Él nunca antes había visto a ese chico, siempre desde pequeño había tenido una muy buena memoria, especialmente con los rostros, conocía muy bien a los criados y personas que trabajaban al servicio de su familia y sabía que ese hermoso chico que se encontraba dormido a unos metros de él no era alguien a quien hubiera conocido antes.

Sintió una gran urgencia de acercarsele, cosa que era muy rara en él, porque nunca había sido impulsivo, más bien de naturaleza calmada y razonable. Pero sus pies lo llevaron justo debajo de ese árbol y en menos de lo que se imaginó estaba inclinado dispuesto contemplar como dormía aquel joven con cabellos tan claros que se preguntó como era posible que fueran de ese color, observó atentamente su rostro, desde sus abultados labios, las pestañas que al tener sus ojos cerrados acariciaban apenas sus mejillas, el color algo pálido de su piel, y ese lunar en medio de ambas clavículas que apenas dejaba ver la ropa que andaba puesta. Se veía casi de su edad, tal vez podría ser un poco mayor que él, no mas de unos 4 o 5 años.