Sinopsis:
Luego de que la madre de Anahí contrajera matrimonio con el padre de Poncho, nada vuelve a ser paz en su vida.
Pero cuando el mismo Poncho la chantajea para que se haga pasar, nada más y nada menos que por su novia, descubrirá que a vec...
Seguía con mis pensamientos mientras subíamos a las habitaciones a petición de Claudia, para que nos pusiéramos cómodos.
—La tuya es la de siempre, mi a... digo! Poncho. —sonrió, tocando sus bíceps.
Él ignoró el comentario mientras tomaba su maleta y la mía y las colocaba frente a una puerta.
—Anahí, querida. La tuya esta —me señaló la de al frente. — ¿No te importa compartirla con Nicole verd..
—Claudia. —la interrumpió él en seco— A mi si me importa. Mi novia dormirá en ésta conmigo. ¿Verdad, amor?—se volteó y a mi y fingió una sonrisa.
—Pero..
Poncho estiró la mano hacia y yo, confundida, la tomé. Me tiró hacia él y me besó en los labios, yo sonreí y le devolví el beso.
Queempiecelafunción.
—Claro que si, mi amor. ¿No te importa, Clau?
—Oh, para nada. —rió, más que histérica sin hacer un comentario al respecto.— Estamos todos en la piscina. Ponganse cómodos y bajen.
Ya dentro de la habitación quedé paralizada.
—¿Donde...donde dormiré yo? —pregunté, inspeccionando la habitación.
Era realmente muy acogedora a pesar de lo moderna. Suelo y paredes blancas, muebles de madera y un gran ventanal que daba una magnífica vista al mar.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
P
ero solo había una enorme cama de sábanas blancas... ¡Una!
Poncho me miró y señaló la cama.
—¿Y tú? —señaló la cama nuevamente como si fuera algo más que evidente.
—Oh, no. No no no, olvidalo. Me niego a compartir la cama contigo. Inventale cualquier cosa a Claudia. Yo..yo prefiero dormir con Nicole.
—¿Y arriesgarme a que Claudia me encuentre sin mi novia aquí? No, tú olvidate de eso Anahí. Dormiras aquí.—subió su maleta a la cama.— Ah, y no temas, no tengo ni las ganas ni la intención de tocar a mi hermanastra impuesta.
Por la cara de asco que puso, le creí. Pero no me preocupaba él en cuestión. Me preocupaba que mi integridad física se viera quebrantada ante un cuerpo musculoso tumbado a mi lado.
¿Y si volvía a soñar con él?
¿Y si me despertaba y...
¡Basta, Anahí!
Lo vi riéndose mientras sacaba pantalón corto de la maleta.