11. Te amo.

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Todos pararon, Scott rugió muy fuerte y los caza-recompensas se fueron inmediatamente. Isaac estaba recostado en mis piernas y tenía una mueca llena de dolor.

- Isaac, tenemos que llevarte a un ho-hospital- dije muy nerviosa, no sabía qué hacer después de que le dispararon una flecha.

- soy... Soy un hombre lobo Astrid- dijo con la vez entrecortada- puedo curarme solo pero necesito que... Que saques la flecha- «¿qué?¿estás loco?» bueno, en realidad si lo estaba. - Astrid, saca la flecha- su voz sonaba adolorida y sus puños estaban apretados fuertemente

- okay... - tome aire y suspire nerviosa, pude ver cómo algunas de mis lágrimas caían en su rostro- a la cuenta de tres... 1...- tome la flecha entre mis manos -2... - me armé de valor - ¡3!- saque la flecha rápidamente y se escucho un grito de dolor de su parte - ¿te hice daño?- pregunté preocupada, el suspiro y se calmó un poco.

- no... - sus ojos seguían cerrados y su respiración entrecortada, ¿cómo es que aún con un dolor enorme sigue viéndose tan guapo? Madre mía, sus pestañas son más larga que mi cabello y tenía gotitas de sudor en su frente, sus labios estaban más rosados de lo normal porque los estaba mordiendo y su ceño estaba fruncido. - ayúdame... A quitarme la... La playera- mis mejillas sé sonrosaron y tragué saliva, no... No puedo hacer eso.

- Isaac yo...-

- shhh, necesito que me ayudes- cerré los ojos y suspire «bien Astrid, solo vas a ayudarlo a curarse - de repente él se sentó con ayuda de su otro brazo y tome su playera por la parte de abajo, nunca había hecho esto, me pone muy nerviosa. Comencé a levantar la playera cuidadosamente y cada vez más veía su abdomen buen marcado, sentí mi cara demasiado caliente y mi corazón estaba palpitando al 1000 por hora.

- ne-necesito que levantes el brazo que no está lastimado, ¿puedes?- el asintió y lo levanto, luego tuve que pasar mi brazo del otro lado para quitarle la playera por su brazo lastimado, nuestros rostros estaban cerca, mis ojos solo veían sus labios. Quería besarlo, quería sentir sus labios otra vez pero perdería mi dignidad porque él me dejo en claro que no me quiere de esa manera.
Gire mi cara hacia abajo para que no notará mi nerviosismo y cuando por fin estaba sin playera vi todo, su abdomen marcado, sus brazos fuertes pero al momento de mirar su hombro "lastimado" no había nada. Rodé los ojos y me levante, Isaac se había curado hace unos minutos...

- Astrid, espera- dijo levantándose, aún seguía sin playera y eso era una distracción enorme para mí.

- ¿porque hiciste eso? ¿Porque... Porque estas haciendo esto?- dije molesta, estaba harta de sus jueguitos, de que siempre que trate de acercarme a él, él me aleje.

- yo... ¿Puedo acompañarte a tu casa? - preguntó rascándose la nuca, asenti un poco dudosa. Iba a acercarme a Scott y a Kira pero ellos estaban ocupado comiéndose así que salimos del lugar y comenzamos a caminar hacia mi casa, el camino era callado e incómodo así que decidí romper el hielo.

- Isaac... - me pare, el (que estaba unos pasos adelante que yo) también se paro y se giró- quiero que me expliques ¿qué es lo que quieres? ¿Porque haces todo esto?- dije con el entrecejo fruncido, no quiero las confusiones y no quiero ilusionarme con algo que talvez nunca sucederá.

- Astrid yo... Actúe como si no me importara nada porque estoy malditamente asustado. - a pesar de que era noche el color azul océano de sus ojos se podía percibir la tristeza.

- ¿de qué? - me acerqué a él y él retrocedió un poco- ¿de mi? yo nunca podría hacerte daño Isaac- dije un poco obvia, mis intenciones nunca han digo lastimarlo a él ni a nadie- tú me conoces...-

- estoy asustado de mi- dijo por primera vez, sus mirada ya no me miraba sino estaba clavada en el piso, me acerqué a él y no me importó nada lo abrace, me aferre a él lo más fuerte que pude, al inicio sus brazos colgaban a los lados de su cuerpo pero poco a poco sentí como me cubrían. - Astrid no lo entiendes...- me separo y me miró a los ojos - desde el momento que te vi sabría que me causarías problemas, no sabía que serían esta clases de problemas...- fruncí el ceño «okay... Ahora sí no sé de qué habla»

Eres mi ancla. (Isaac Lahey) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora