La llamada

340 12 3
                                    

Estaba afinando mi guitarra cuando recibí una llamada, sin duda eras tú. Hace meses no me llamabas... Ya ni siquiera recordaba tu nombre.
Me dijiste tantas cosas que se me hace difícil recordarlas, me dijiste que aún me amabas, mis ojos se cristalizaron y corté la llamada.
Conecte mi guitarra al amplificador y comencé a tocar, toqué nuestra melodía.
En un momento sentí que estabas ahí... Luego recordé que te habías marchado.
Solté mi guitarra dejándola en su lugar, en aquel rincón tan especial donde me tomaste de la barbilla y comenzaste a besarme.
Me encantaban tus dulces labios, con un beso sentía el paraíso en mis pies.
Fui por las llaves de mi casa y las de mi moto.
Conducí con el recuerdo de tu piel, llegue al bar al cual siempre íbamos y además donde nos vimos por primera vez.
Pregunté por ti, dijeron que la última vez que te vieron llevabas el corazón en la mano, pero que no había rastro de tristeza en ti.
Pedí una cerveza que rápidamente bebí, fueron solo cinco sorbos.
Pedí otra cerveza, cada sorbo terminaba en un verso.
Cada verso terminaba en mil besos.
Me fui de aquel lugar, pude percibir tu presencia.
Vi tu sombra bailando con tu soledad. Tu aroma me inundó de sentimientos.
Cada célula de mi ser pronunciaba tu nombre.
Cada átomo de mi ser moría por correr a ti.
Sólo camine hacia mí moto.
Sentí unos pasos.
No quise mirar.
Sabía que eras tú.
Tomaste de mi hombro.

Labios RojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora