Labios Rojos

18 años

Mis padres siempre supieron que era lesbiana, nunca tuve que sentarme a conversar con ellos respecto a ello, crecí en un ambiente lleno de amor, de paz, de cariño. Ellos sabían de mi relación con Jane. A mí madre le encantaba, ella es tan educada y alegre, que eso la hace resaltar entre las demás.

Era un día viernes... el último viernes de la primavera... recibí un mensaje de Jane, por suerte su padre vivía en la misma ciudad que ella. Aquel texto decía que el padre de mi amada deseaba con ansías conocerme, además contenía la dirección del departamento y el número. La cita era a las seis de la tarde. Observé con atención la hora eran las cuatro y media de la tarde. Le pedí permiso a mi madre ya que mi padre estaba trabajando, además me dijo que ella me llevaría. Me di una ducha no tan larga ni tan corta, lo suficientemente buena para calmar cualquier tensión.

Me vestí de manera sutil... me apliqué un poco de maquillaje, no tan excesivo. Me senté en la cama y comencé a pensar y a pensar, nunca pensé que una chica me iba a cambiar tanto la vida. Estaba en el mejor momento de mi juventud y la mayoría de las cosas se estaban dando bien, la mayoría de ella...

En fin, adherí un poco de perfume a mí no tan suave ni tan tosca piel juvenil. Estaba lista. El viaje en vehículo junto a mi madre resultó ser efímero, en el trayecto conversábamos sobre mi futuro, faltaba unos pocos meses para comenzar la universidad... y el término del colegio se acercaba.

Subí por el ascensor, tenía que llegar al piso 15, di con el número y toqué de manera animosa, estaba nerviosa. –al instante el padre de Jane abrió la amplia puerta de madera oscura.

-Hola! Así que tú eres Elizabeth, adelante, adelante, soy el padre de esta bella muchacha.- y en aquel momento aparece ella, tenía una sonrisa que podría brillar más que todas las estrellas juntas, estaba guapísima. -Ella es hermosa pensé-

-Hola, sí, ella es preciosa. Un gusto conocerlo.- le di la mano demostrando cortesía.

(. . .)

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