Un día, conocí el castillo de la delicada princesa Elizabeth... su habitación llevaba su aroma como nombre, escrito en las amplias paredes de color azul. En su clóset ella se encontraba, asustada, añorando ser rescatada. En aquel día aquella fue testigo del beso más tierno que puede existir en un mundo tan efímero como éste.
Colocó una canción lenta, posiciono sus brazos en mi cintura para luego colocar su cabeza en mi hombro y comenzamos a bailar lentamente, sin apuros ni prisa, sentimos nuestras mejillas sonrojar, lo inesperado es lo más esperado y nuestras bocas se entrelazaron. Sin etiquetas, sólo amor.
Las salidas eran más recurrentes, en el momento menos esperado nuestras manos ya estaban danzando en las frías mañanas que cada vez se hacían más cálidas por la proximidad de la llegada del amor, la anhelada u odiada primavera que florecía lo ya muerto, o resaltaba aún más la magia.
Y así fue, y así sucedió hasta la hora de la separación.
-Yo la amo, como quien ama a un hombre, no te límites. Soy un ser libre que la ama con todo su corazón, con su alma y su libertad. He sido valiente toda mi vida, no sabrás cuanto la amo, nunca lo sabrás, tú sólo sientes lo que te conviene, eres una egoísta.- Le miré sin tristeza, tan sólo había rabia en mi mirar.-
-Eres una niña todavía, no sabes lo que te conviene, estás confundida, te hemos dado todo para tu bienestar, y nos pagas con esto.- Dijo la madre de Jane, estéricamente.-
-No me conoces y nunca lo harás no estoy hecha de huesos sino de valentía, no como tú, ya me basta ser señalada, abrumada por una sociedad superficial y juzgadora. No sabes todo lo que he sufrido y sufro todavía, en silencio. Realmente no me amas, no, no lo haces. ¡Jódete! –Estaba a punto de romper en llanto, pero me contuve.-
-¡BASTA! ¡Esto es totalmente insólito, no te soporto! Te irás de ésta ciudad a estudiar, allí pronto te olvidarás de ella, esto es todo. ¡A tú cuarto!.- Fue un grito estentóreo y amargo, sin vida en él.

ESTÁS LEYENDO
Labios Rojos
RomansaUna chica con una guitarra, intentando no pensar en el pasado. Pero es inevitable, él siempre está ahí, y ella siempre recuerda cada momento que pasaron; esos instantes donds fueron felices. Ella ya no lo soporta, así que decide irse a un bar a ahog...