Capítulo 3

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Narra Nick:

-¡Ah!... Son tenis- dijo mirando alrededor cuando entramos a la tienda.
-Si y son los mejores-

Le dije que escogiera los que quisiera y optó por unos negros clásicos de bota.

Le pedí varios números más o menos al tamaño de su pie al muchacho que atendía el local, hasta que encontramos su talla.

Ella necesitaba bañarse, no sabía en donde ya que mi casa quedaba algo lejos, pasaron unos momentos hasta que se me ocurrió algo. Primero fuimos a una bodega a comprar lo que necesitaría, después la llevé al gimnasio y hablé con el dueño para que me prestara una regadera y accedió hasta que vio los billetes. Caminamos dentro y dimos vuelta en un pasillo a la izquierda, ahí se encontraban las regaderas...

-Ten...- le di el shampoo, el jabón y la toalla que compramos cuando salimos de la tienda de tenis -tarda el tiempo que necesites- salí por donde entramos y me senté en una máquina de pesas.

Pasaron los minutos mientras jugaba Piano Tiles 2, termine una partida y vi la hora había tardado demasiado, ya eran cuarenta minutos que la había dejado ahí, me levante y fui a ver si estaba bien...

-Oye... ¿todo en orden?-
Se encontraba sentada con la toalla enrollada en su esbelto cuerpo con la bolsa de ropa que le compré a un lado y... estaba llorando.

Me acerqué lentamente a ella y la abracé, entonces sus sollozos se hicieron más sonoros.

Mire sus piernas y estaban llenas de moretones, algunos marcaban unos dedos mientras que eran verdes y otros morados, de igual manera habían bastantes en sus brazos, cuando se calmó me aparte un poco de ella y busqué su mirada...

-Oye... Vístete y vámonos... Te ayudare-
-Ya has hecho suficiente por mi... Gracias- me dijo con la voz cortada y bajo la mirada
-Pero aún necesitas ayuda y yo aún puedo dártela... Voy por un trapeador, vístete- la abracé de nuevo y fui a buscar el trapeador como dije.

Regresé y ella estaba secando su cabello y aún le faltaban los tenis, se recorrió sobre de la banca y limpié el agua escurrida del suelo. Terminó de amarrar sus zapatos y yo de secar.

Tiré la ropa que tenía puesta cuando la encontré y la toalla que usó...
Ella dijo que fue tocada por un tal Adam...
Y lo vi en su cuerpo.

-¿Aún no recuerdas tu nombre?- sacudió la cabeza -¿tienes hambre?- asintió -¿te gusta el café?-
-Mucho- sonrió

Su sonrisa era hermosa...
Ella lo era pero esa bella sonrisa se desvaneció casi al instante.

La llevé a un Starbucks que estaba a unas cuadras de ahí y dejé que pidiera lo que quisiera pero sólo pidió lo mismo que yo, un capuchino vainilla y una rebanada de pastel de chocolate...

-¿Sólo quieres eso?- la mire y luego a su encargo.
-Si... No tengo mucha hambre... Gracias-
-De acuerdo, bueno es que yo desayuné antes por eso decía... Sabes mejor ya no voy a trabajar, de todos modos no tenía citas hoy, puedo arreglar mis asuntos por correo electrónico-
-¿De qué trabajas?- por fin picó su pastel.
-Soy psiquiatra en el manicomio de la ciudad-
-Oh...- se metió un poco de pastel a la boca.
-Te llevaré al doctor y te compraré más ropa, la necesitarás hasta que encontremos pistas o algo... Algo sobre de ti-
-No... Nick...-
-Lo necesitas, si fueras una persona cualquiera que tiene familia cerca o algo así... ni si quiera te hubiera ayudado pero tu situación... tu... estas vulnerable, quiero ayudarte-
-Pero haces demasiado-
-Si así puedo lograr que recuperes tu vida...-

Me miró asombrada, suspiro y siguió comiendo.

Tengo una amiga que es ginecóloga, la llamé y me abrió un espacio a las dos de la tarde...
Apenas iba a ser medio día así que la llevé a comprar ropa como dije, pero no me gustó lo que eligió, ropa aguada y oscura, más no puedo decirle algo, sé que está avergonzada, necesito que se abra más a mí y así poder ayudarla ya que por eso soy la persona que soy hasta hoy, me gusta ayudar a la gente que se que lo necesita...

PsicoamantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora