Prólogo

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El húmedo y frío suelo contrastaba con mi calor corporal, que era nulo. Los barrotes de hierro rechinaban cada vez que los abrían para liberar algún que otro idiota. Me incluyo en esa término. Soy una idiota.

"Jauregui, pon tu frente contra la pared y manos hacia atrás" dijo la voz ronca que fue todo este tiempo mi ángel caído del cielo, Jeremy, el único oficial que me cuido y ayudó con mi 'buena conducta' estando aquí dentro. Sus canas se asomaban por detrás de las orejas atacando la parte de arriba lográndose mezclar con algunos mechones negros. Los 60 años deben pegar duro en las personas. Segun él, le hacía acordar a una de sus hijas, una de las razones por las que me protegió.

Me levanté del piso limpiando la suciedad que había quedado en mi horrible pantalón de celda, y me coloque contra los ladrillos. "¿Llegó mi pena de muerte? Pero Jeremy, todavía no comí el almuerzo de hoy, Y ERA PIZZA" trate de sonar enojada, lo que solo hizo soltar carcajadas de mi policía favorito.

"No Lauren, alguien de allá arriba quiere que estes libre. Y tambien porque pagaron la fianza" frunci el ceño pensando en quien gastaría su dinero en esta alma perdida.

Me colocó las esposas antes de llevarme hacia el pasillo. Mientras cerraba la puerta, observe a las demás mujeres que estaban ahí. Todas con cara de "no hiciste tu papeleo anoche" y yo era el famoso Mike Wasausky.

"Adiós Dany" dije a la morenita con la que compartía habitación, me sonrió mostrando sus hermosos dientes blancos y luciendo sus hoyuelos.

"Nos vemos pronto, tormenta negra" grito mientras me alejaba, haciendo que me de vuelta riendo y le guiñe el ojo.

Llegando a la oficina de devolución de pertenencias, Jere me saco las esposas y antes de irme, me di vuelta dándole un último abrazo.
"Te debo una viejito" susurre en su oído mientras me aferraba al único que me había apoyado todo este tiempo. Me aleje sin nada más que un dolor en el estómago sabiendo que lo iba a ver seguido; pude notar un brillo en sus ojos, quise decir algo al respecto pero no era tiempo de seguir haciendo bromas. 

"Espero no volver a verte por aquí mocosa" me sonrió como solo él sabía hacer y me empujó dentro de la sala.
"¡Se donde vives!, ¡y quiero probar la famosa lasagna de tu mujer!" grite a través del vidrio mientras se alejaba riéndose.
Alguien atrás mío carraspeo la garganta haciendo que gire sobre mis talones.
" Aquí están las últimas cosas que dejo antes de entrar " dijo una señora con lentes, camisa blanca y falda gris; dándome mi ropa, cigarros, celular y oh dios, mis hermosas llaves de tormenta. Si, mi moto se llamaba tormenta.
Firme unos papeles luego de estar lista. La chaqueta de cuero seguía con su olor, lo que hacía que mi corazón se estrujiera del dolor dentro de mi pecho.
La primera luz del sol chocó contra mi ojos, trate de amortiguarlo con las manos. El viento movía como loco mi pelo, el olor primaveral se notaba en el lugar. Estábamos a unos días del verano, si todavía no perdí el sentido o la cabeza.
Seguí caminando y ahí estaba. En el estacionamiento, tal como la deje. Su belleza opacaba a los demás autos. Me coloque el casco, saque las llaves e hice rugir, después de tres meses, el motor de mi Honda.
Alejándome del lugar que me mantuvo encerrada, acelere por la ruta agarrando atajos para ir a mi antiguo refugio. A mi bosque. Donde solo dos personas, además de mí, sabían de el, y una de ellas estaba muerta. La otra no sé, ni quiero saber que es de su maldita existencia.
Todo seguía igual que cuando dejé de venir. Los árboles, el pasto, las enredaderas, los pájaros cantando. Era mi paz en vida.
Escondí mi moto en el lugar de siempre y emprendí caminata a la casa. Corte las cintas de "no pasar" ya que molestaban como también sacaba mi lado agresivo. No me sorprendió ver las ventanas dañadas, así es como las dejé la ultima vez que vine. Sentí un escalofrío correr por mi cuerpo mientras miraba mis nudillos y recordaba esa noche, cómo todo cambio después de eso.

*Flashback*
Mis manos sangraban, mi vista estaba siendo nublada por los golpes y las lágrimas que salían con vida propia, en mi todo lo que sentía era odio. De un momento a otro me sacaban de la escena siendo arrastrada por oficiales, pero la imagen del cuerpo de mi padre frente a mi nadie podría arrastrarlo ni al mismísimo fondo."¡No! suéltenme" grité desgarradamente tratando de zafarme de sus malditas manos.

"Tiene derecho a permanecer callada, cualquier cosa que diga o haga se le será utilizada en su contra" dijo una voz dura a mi costado, mientras otro oficial me metía dentro de una patrulla de emergencias. Quise bajarme y salir corriendo de ahí, pero ya habían trabado la puerta. Sentí como tocaban mi hombro y me di vuelta bruscamente con ganas de atacar.

"Tranquila, mi nombre es Joe, solo estoy acá para curarte y que puedan esposarte, ahora dame tus manos" dijo un médico que se encontraba a mi lado, me miró con lástima y sacó sus agujas para coser el destrozo que tenía al frente. "Para tener 16 años peleaste duro ahí dentro, las facciones te van a doler cuando te ponga alcohol" dicho esto, empezó a frotar las heridas de mi cara y cocer la ceja, pero nada se comparaba al sufrimiento que combatía mi cabeza.
Perdí a la única persona que me amaba y apoyaba por cómo era.
*fin del Flashback *

Siempre se repetía el mismo recuerdo. Y al mismo tiempo las mismas preguntas.
No puedo creer que me hayan atrapado con las manos en la masa o más bien en el cuerpo.
Alguien tuvo que traicionarme e iba a descubrir quién fue. Voy a destruir al que trato de destruirme.
Mis sentidos de alerta de encendieron al notar la luz prendida en la cocina, agarre lo primero que tuve al alcance, que logró ser un paraguas y me dirigí al acecho.
Yendo en puntas de pie, entre de un solo golpe gritando como una desquiciada, como si fuera un luchador de los 300 de Esparta.
"¡Ah! !Por Esparta ¡" grite moviendo en círculo el elemento "mortal" de mi mano y asustando a una hermosa adolescente que estaba leyendo sentada en la mesada con un café de lado.
Con una mano en su pecho, respirando agitadamente susurro "no me mates" y esas fueron las palabras mágicas que hicieron que me enamore de su todo.

Black Storm (camren fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora