3.- Parte: "El hilo de la cordura"

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—Qué linda vista... —Comentó Tom en un tono algo monótono para sí mismo, mientras seguía apreciando el estrellado cielo y esperando su turno de salir. Fue hasta que se sintió extraño, una sensación similar a ser observado. La terrible sensación de que alguien te mira sin que tú puedas mirarlo a él.

Eso alarmó al hombre y comenzó a buscar al responsable de causarle ese sentimiento. No entendía nada, pero asimiló que tal vez eran sus compañeros la cual le iban hacer una de sus típicas bromas.

—¿Liam? ¿Paul?... ¡Chicos, no empiecen con sus payasadas de siempre, voy a comenzar con mi acto en un rato! —Alzó la voz sacando la mitad del cuerpo en la ventana de su vagoneta, esperando que alguno de los mencionados saliera de su escondite, aun así, nadie le respondió.

Solo se escuchaba grillos y ciertos gritos de alegría donde se hacía el acto. Dirigió su mirar al bosque pero no había mucho que decir, estaba lo suficientemente oscuro como para no ver nada.

Se asustó un poco haciendo que se volviera a sentar donde estaba. Respiró profundo por segundos para calmarse, su alegría volvió cuando tocaron su puerta. Abrió de inmediato y sonrío, aliviándose de ver a su ayudante, sabía lo que tocaba después, así que se acomodó su moño y su sombrero para deleitar a todos otra vez. 

Lo único que no le agradaba era que se sentía observado en el momento que cerró el circo, trató de ignorarlo y eso no lo pudo hacer, pensó que era solo porque estaba rodeado de gente todo el tiempo, no, era algo más inexplicable. Esa noche no logró conciliar del sueño, se movía de un lado a otro sin hacer un avance de quedarse dormido, incluso gruñó y golpeaba despacio su almohada, solo quería descansar. Cuando casi lo conseguía ya era de día, al percatarse de eso, no tuvo de otras que levantarse medio adormilado mientras se tambaleaba de un lado a otro. Lo peor es que seguía teniendo la pésima sensación de ser observado, en una de esas, escuchaba pasos de donde no había nadie o así parecía, esos fueron los días que pasaron lentos según él, no quería contar nada a nadie porque le iban a decir loco y cosas que para el eran patéticas y repetitivas. Aumentaba ese tormentoso sentimiento, con el resultado de hacerlo pensar que en realidad se volvía loco o que alguien lo perseguía. "Ya no más", pensó. Tuvo la decisión de no callar más.

—Muchachos... Eh, quiero hablar con ustedes —Musitó Tomás tratando de no sonar sospechoso.

Se acercó a donde estaban Richard y sus compañeros las cuales se posaban en cajas o sus cosas de trabajo.

—Por favor, hazlo. Haz estado diferente, no lo sé, es como si hubieses estado muy alejado, tu magia no es la misma —Contestó su jefe volteando su cuerpo hacia él.

Miraban al mago esperando su relato o lo que sea que fuera, igualmente seguían en lo suyo, preparándose para el quinto día de su show. Sin perder más, Tom respiró profundo y relajó sus tendones para hablar mejor.

—¿Alguien más siente que los vigila? —Preguntó inocente lleno de nervios.

De inmediato todos pusieron cara de confusión total, era algo demasiado extraño para ellos, unos sonreían y aguantaban las ganas de reírse. Tom lucía demasiado serio como para no hacer del momento una cosa de niños pequeños. Notó eso en la expresión de sus compañeros y cruzó los brazos haciendo entender que hablaba de verdad.

♠El origen de Magic Phantom | OC Creepy♠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora