Él

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Un quejido abandono la garganta del aludido. El espectro hundió sólo un poco más sus dedos, sobre el pecho de la víctima; mientras el corazón del desgraciado latía por última vez, la sombra absorbió el último sorbo de vitalidad que impregnaba el cuerpo tendido.

La criatura observó por unos segundos la mirada inerte que le devolvio el rostro de su victima, ya no había vida en esa mirada, lo único que podía observar era un vacío infinito.

Se incorporó lentamente, con la tranquilidad que lo caracterizaba. El manto negro que lo cubría, se deslizó sólo un poco dejando al descubierto un trozo de piel pálida pero nuevamente con una de sus esbeltas manos, volvió a acomodarlo sobre su anatomía.

Con pasos perezosos, se tomo su tiempo para abandonar el lugar y mientras se alejaba se pregunto quien seria el desafortunado que se encontraría con dicha escena.

Cuando ya se encontraba a cierta distancia de aquel callejón, soltó un largo suspiro antes de esfumarse en el aire.

Así se movía él, entre las sombras y la oscuridad. Era rápido... era eficaz... era inmortal.

Repudiado por la sociedad y temido por todos, existia desde el principio de todo. Era el final que todo ser vivo enfrentaba, Azrael, el ángel de la muerte.

Con facciones infantiles y a la vez maduras, era inapropiadamente bello. Su aspecto discernia notablemente del labor que se le había asignado.
Entre las sombras de unos árboles, reapareció. Refugiado en la oscuridad se tomó sólo unos segundos para observar el ambiente que lo rodeaba, pero poco pudo apreciar dado que su cabeza estaba desconectada de aquella realidad.

El próximo nombre iba a llegar, no existía una lista de papel, claro que no. Era una voz la que lo mandaba, una voz clara y profunda que le susurraba quien era el próximo, un álter ego que existía dentro de él. Una entidad que sabía quien seguía despues.

Azrael volvió a suspirar antes de cerrar sus ojos.
Era un esclavo de su deber, condenado a despojar a los seres vivos de su vitalidad.

Un soplo de viento se deslizo por su cabello y como si fuera premeditado la voz resono en su mente, como un susurro constante. Imágenes invadieron la cabeza del espectro, indicándole hacia donde volar y antes de disolverse en el viento, volvió a suspirar.

¿Quien será el siguiente? Sólo él sabrá.



Terrores NocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora