Un mes, ¡un maldito mes! Eso fue lo que el doctor dijo que tendría que estar en reposo. Me puso una férula para inmovilizar mi tobillo y me mandó a casa con un par de muletas. ¿Lo bueno del asunto? Tal vez no me perdería la temporada de fútbol. ¿Lo malo? Adiós fiestas pre navideñas. A pesar del fiasco en el partido, a muchas chicas les había parecido muy cool que, durante el partido, siguiera jugando lesionado, así que me habían invitado a un par de celebraciones vía Facebook. Desgraciadamente, me era imposible asistir, no pensaba salir de casa usando férula y muletas.
Sam, por otro lado, había triunfado en la final junto con su equipo y había sido invitado a muchas fiestas pero se había negado a ir. Después de lo de mi lesión, se había dedicado a cuidarme y atenderme. No importaba cuánto insistiera, ahí estaba ese gigantón dispuesto a bajar la caja de cereal de la alacena, como si yo fuera un niño pequeño. Me hacía sentir inútil pero también le estaba muy agradecido.
Sin embargo, no podía evitar pensar que le estaba arruinando las vacaciones, así que cuando llegó Gabriel una tarde, intentando convencerlo para ir a una fiesta, tuve que insistir en que lo hiciera.
-Dean, tú también estás invitado -me dijo Gabriel en su habitual tono burlón- Con esas muletas serás la sensación en la pista de baile.
-Vete al diablo -le respondí.
-Claro, pero me llevo a tu hermanito conmigo.
-Dean -dijo Sam, tras mirar reprobatoriamente a Gabriel- No sé si sea buena idea que vaya. Podrías necesitar algo...
-Estaré bien -insistí- Ve a divertirte.
Me costó un buen rato convencerlo, pero al final, Sam se marchó a la fiesta con Gabriel, no sin antes dejar comida y bebida a mi alcance (excepto la cerveza, esa la puso donde yo no pudiera alcanzarla). También dejó el teléfono inalámbrico disponible para mí, su número, el de Gabriel, etc.
-No te preocupes, pequeño Dean -dijo Gabriel antes de irse- Te enviaré una enfermera, no estarás solo.
-Lárgate de una vez.
Se echó una carcajada antes de salir de la casa junto con mi hermano, quien prometió que volvería temprano. Después sólo quedamos el televisor y yo, ahí tumbado en el sofá, rodeado de una manta y comida chatarra en abundancia. Me sentía como una chica deprimida, envuelta en cobijas y usando un cómodo pijama, viendo series y películas mientras come helado y chocolates.
Para sentirme un poco activo, decidí jugar videojuegos, hasta que el trasero comenzó comenzó dolerme. Entonces opté por levantarme y caminar un poco por la sala. Si tan sólo Sam no hubiera puesto la cerveza en el ático... ¿En qué estaba pensando ese chico? Después de moverme un rato, volví al sofá y decidí ver televisión. Tras cambiar varios canales, me encontré con que estaban transmitiendo una de las películas de Harry Potter.
Soy sincero, nunca había sido fan de la saga, pero decidí dejar la película por curiosidad. La verdad, me quedé dormido luego de unos minutos, hasta que me despertó una idea que súbitamente invadió mi mente. Era boba e incluso vergonzosa pero no la pude quitar de mi mente, sabía que realmente quería llevarla a cabo. Además, tenía tiempo de sobra, ahí tirado sobre ese sofá o sobre mi cama.
Estaba trabajando en ello cuando alguien tocó el timbre. Me levanté y fui hasta la puerta con cierta desconfianza, al abrir no podía creerlo:
-¿Castiel?
-¡Hola! -saludó- Gabriel me dijo que estabas solo y que necesitabas que alguien te vigilara.
-¿Qué? -ese cabrón me las iba a pagar.
-¿Puedo pasar? -preguntó, frotando sus manos- Está helando.
-¡Ah, sí, pasa!
¿Qué opción me quedaba? No podía dejarlo afuera o hacerlo volver hasta su casa, realmente hacía frío; de Gabriel mejor ni hablar, ya lo haría pagar por buscarme "enfermera".
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Juego Sucio
FanfictionA Dean Winchester le gusta Castiel Novak. Sólo hay un problema: es novio de su hermano, Sam. Por supuesto, no tenía la más mínima intención de entrometerse, por respeto y amor a Sam. Incluso Gabriel, hermano mayor de Castiel, le advierte que no haga...