Capitulo uno

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_ ¿Te sientes bien hoy Alec?_pregunta el señor coleman, colocándose sus lentes y tomando de su escritorio su libreta y una pluma.

Es la segunda vez en la semana que acudo a su consultorio, a veces me pregunto si para empezar la sesión podría formular otras preguntas, el claramente conoce la respuesta, y sabe que es una jodida mentira.

_ Si_respondo acariciando con mis dedos el largo sillón de cuero negro en el que estoy recostado.

El baja sus lentes hasta su nariz, baja la vista hacia su libreta anota y vuelve a mirarme.

_ Bien, Alec ¿que has hecho en estos días?.

_ Estudiar_se que no contesta del todo su pregunta así que trato de pensar en algo más para decir, pero no logro formular ni siquiera una mentira.

_ Tu hermana Alec, ¿como esta?.

Me remuevo en sofá, al escucharlo nombrar a mi hermana, siento que me arde el rostro, una gota de sudor cae de mi frente hasta mis mejillas.

_ ¿Te sientes bien?_pregunta con curioso el señor coleman.

_ Si_vuelvo a responder, mientras me aseguró de quitar el resto de sudor.

_ Cuéntame de tu relación con Lana_insiste.

¿Que quiere oír?, que mi pequeña hermana de catorce años ni siquiera me habla, ¿que no puede comer en la misma mesa que su hermano el loco?, ¿que soy la causa de los abusos que sufre en la escuela?, de los cuales me entero por escuchar como llora en brazos de mi madre en la cocina.

Porque su patético hermano tuvo un ataque de pánico en su salón de clases, golpeó a un profesor y asustó a todos.

El señor coleman ante mi comportamiento aclara su garganta,para lograr sacarme de mis pensamientos.

_ Lana.._tomó una gran bocanada de aire_ ella esta bien y la relación sigue siendo la misma desde la ultima vez que le hable de ella.

El señor coleman lleva sus dedos a su barbilla y niega con la cabeza.

_ Bien como psicólogo debería decirte que tienes que esforzarte por recuperar a tu familia, pero en realidad tienes que esforzarte por recuperarte a ti mismo_se encamina a su escritorio y me señala la puerta_ Puedes irte nos veremos en dos días, dile a tu madre que pase a verme.

Al salir del consultorio, mi madre me sonríe, no puedo hacer lo mismo, me acerco aún más y tomó asiento junto a ella, sabe lo que pasa cuando me siento junto a ella, claro que lo sabe, el señor coleman recetará nuevas pastillas.

_ Bien cariño, vuelo en cinco minutos_posa un beso en mi frente y se encamina al consultorio del señor coleman.

No culpo a Lana por no querer hablarme, por que se que toda la atención de la familia están puestas en mi. Mi madre trabaja todos los días de la semana, restando dos de ellos, los cuales se dedica a acompañarme a mis sesiones con el Doctor Coleman. Papá trabaja todos los días casi las 24 horas de ellos sólo para poder pagar a mis profesores particulares para que me den clases en casa, las visitas al consultorio psicológico, las patillas que he tenido que tomar desde hace dos años, las cuentas de la casa, la comida. Tantas cosas en las cuales pierde su tiempo, ese tiempo que probablemente Lana desea.

Las puertas del consultorio se abren dejándome ver a mi madre despidiéndose del Doctor Coleman, lo mismo de siempre pero con la diferencia de que mi madre tiene un papel en sus manos, no necesito que me informen de que se trata por que lo se. Son patillas, otra vez.

_Hay que irnos cariño_dice mi madre sonriendome o eso es lo que intenta_ Vamos por Lana.

Mamá enciende un cigarrillo mientras conduce, el recorrido lo hacemos en silencio, hecha una mirada desde el espejo retrovisor hacia los asientos traseros donde me encuentro.

Una vez que llegamos a la escuela secundaria, una oleada de recuerdos vuelve a mi cuando veo a uno de mis viejos amigos,

Nick, solíamos vernos todos los días, hasta que ocurrió todo.

Nick fue el primero en saber lo que estaba pasándome, las llamadas, alucinaciones, los ataques de pánico, y por eso fue el primero en decirle a mis padres.

Solia dormir varios días en su casa por miedo a la mía, cuando mis padres salían, me dejaban a cargo de Lana, pero al estar solo las llamadas eran constante. Recuerdo una llamada en especial, era una mujer hablando en latín, estaba histérica, gritaba,

su llanto era desgarrador alarmante y triste, no le entendía una palabra, pero sin saber me encontraba llorando con ella. desconecte el teléfono varías veces pero ella aún seguía ahí, fui en busca de Lana para que la escuché, pero ella no oía nada. Tome a Lana y la lleve a casa de Mari nuestra vecina.

Al dejarla me encamine a toda prisa hacia mi casa en busca de ropa para pasar la noche en casa de nick, cuando subía las escaleras me detengo en seco al escuchar una voz que no oía hace mucho tiempo.

_ Alec, baja_su voz ronca y arrastrada, hizo que la piel se erize, un aire frío rozó mi cuello dejándome completamente inmóvil.

_ ¿Tío Daniel?_susurre asustado.

_ Ven Alec estoy aquí_al decirlo hizo un eco en cada pasillo y cada habitación de la casa. Como si estuviera en todos lados. Pero eso era imposible porque el estába muerto desde hace tiempo.

Baje lentamente las escaleras, el aire era tan frío qué tan solo respirar se convertía en una dificultad. Al estar mas cerca de la sala de abajo, se podía escuchar a dos personas susurrar, las luces estaban apagadas, pero había una que en particular alumbraba el ambiente una pequeña lámpara, junto a ella la silueta de un hombre alto y angosto estaba de espaldas.

_ ¿Tío Daniel?_susurre.

Me acerqué unos pasos más y extendí mi brazo para poder tocar su hombro, antes de tocarlo las cosas empeoraron, el comenzó a gritar con desesperación, empezó a golpearse contra la pared, di dos pasos hacia atrás, cuando mi cuerpo choca contra lo que parecía una pared, al girar lo que vi hizo que escuchara mi propia respiración, quedando paralizado frente a esa sombra completamente negra, su altura superaba la de cualquier ser humano, una mano grande negra con dedos largos y huesudo que estaba en mi hombro hizo que de alguna manera reaccionara, intente alejarme, pero tropecé en el intento, con mis manos me arrastre hasta que pude pararme y cuando lo hice mi tío Daniel ya no estaba de espaldas, pero no podía ver su rostro, su brazo salía de la oscuridad su dedo índice del cual caían gotas de sangre apuntaba el teléfono. El comenzó a acercarse con pasos rápidos y grandes hacía mi y es entonces cuando me hecho a correr hacía la cocina cerrando la puerta de tras mío, tome unas de las sillas con desesperación y la bloqueo contra el picaporte, retrocedi y deje caer mi cuerpo contra el piso pegando mis rodillas a mi pecho, mis manos en la cabeza y comencé a llorar.

El silencio sólo duro unos minutos, se escuchaban pasos pesados y lentos que resonaban en toda la casa, era tan fuerte que sentía que los oía justo a mi lado. El teléfono empezó a sonar y los pasos se alejaban casi corriendo, ya no se escuchaban, quite la silla que bloqueaba la puerta y mire a través del picaporte, las luces habían vuelto pero el teléfono seguía sonando, abrí lentamente la puerta y me encamine al teléfono lo tome en mis manos y era la misma mujer, pero esta vez sólo reía ya no lloraba, sus carcajadas eran escandalosas, luego de una pausa vuelve a hablar en latín.

_ Ego Sum Apud te Alec.

Esa palabra la traduci dos días después de lo ocurrido, no se como ni tampoco porque, pero aun desconectado el teléfono, cambiando de números ella seguía llamando y esa llamada sólo yo podía oírla, y siempre decía las misma palabras "Ego sum apud te Alec"

que en castellano significa.

"Yo estoy con ustedes Alec"

Este capítulo lo escribimos con mi hermana @RocioPereyra14 menciona un usuario al igual que la historia, espero les guste el primer capítulo

Gracias @DaianaSulcaCasey Eres nuestro primer voto linda!!!..

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