Capítulo 13

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Bajé corriendo de nuevo a la sala, Citlally seguía ahí, sin entender lo que sucedía.

—¿Es Ana? —preguntó y la jalé del brazo.

—Metete a la lavandería ¿ok? —dije en voz baja y la metí ahí.

Ana tocaba la puerta con sus nudillos. Mi celular seguía sonando, fui al baño y me despeiné lo más que pude el cabello y sentí que estaba listo para fingir que había estado dormido.

Abrí la puerta y detrás estaba Ana, con ropa de fiesta, igual que Citlally y también con tacones que hacían que sus piernas se vieran hermosas.

—Hola, amor —dijo, entró y me plantó un beso en la boca.

—Hola —respondí con mi mejor intento de recién levantado, la seguí mientras caminaba.

—Tu mamá me marcó hace rato, me dijo que querías que viniera... Y pues, tú y yo teníamos desde la misa sin vernos.

—Lo sé —respondí y me senté en el sillón. Ana se quedó parada enfrente de mí.

—Tu mamá está con Felipe, se fueron a un bar porque un amigo de Felipe cumple años... No volverá hasta muy tarde, o es más, tal vez ni siquiera llegue a dormir.

—¿Y tú? —pregunté y Ana se sentaba en mis piernas.

—Le dije a mi mamá que me quedaría a dormir con mi amiga... —respondió con una sonrisa coqueta.

Me dio muchos besos en las mejillas, en la barbilla. La seguía con la mirada y su cabello lacio y oscuro me caía en la cara.

—Volveré mañana ¿sí? Te extraño demasiado —prometió y me sujetó la cara con ambas manos y me besó en la boca. Nos acostamos en el sillón y Ana me besaba con intensidad, como si tuviéramos 16 años otra vez...

Conocí a Ana en la prepa, cuando estaba en el primer semestre de seis. No tenía muchos amigos, siempre estaba sola; tanto misterio fue lo que me llamó la atención y como siempre ha sido bonita ¿por qué estaría tan sola?

Su cabello negro y lacio baba, sus ojos castaños casi miel, y su voz dura y segura, apenas hablé con ella la primera vez y quedé como hechizado. No estuvimos en el mismo salón hasta segundo semestre, donde tuvimos nuestra primera plática real. Hablamos de que a los dos nos gustaba Black Eyed Peas. Su favorita era Fergie, y a mí me gustaba Will.I.Am. Su canción favorita: Where's the love? La mía: Meet me half way. Su seriedad me atraía, se guardaba muchas cosas, que después entendería el porqué. Hacíamos equipo y trabajábamos juntos, Ana era muy inteligente, y estar conmigo hizo que sus calificaciones por fin fueran justas con ella. La invité a comer el día que nos dieron las calificaciones, y me dijo que estaba muy agradecida conmigo y que era una persona maravillosa. Escucharlo de ella, hizo que todo cobrara sentido para mí, la quería, la quiero. Parecía que ella había nacido para estar conmigo, y yo había nacido para estar con ella.

En tercer semestre fue cuando me cambié de casa y cuando Rodrigo se curó de su cáncer de páncreas. Me puse triste por mudarme, normalmente los cambios no me gustan mucho, soy de esas personas que se aferran a las cosas, pero durante mi vida he tenido que sobrellevarlo, y hasta el día de hoy en el que estoy escribiendo esto, puedo decirte que mi vida ha tenido muchos cambios, y he tenido que lidiar con ellos, pero, con el paso de la historia te seguiré contando.

Ana y yo empezamos a ser cada vez más y más íntimos y a mis amigos dejó de agradarles eso.

—¿Qué tanto puedes hablar con ella? Es una sangrona. El otro día intenté hablarle y me volteó la cara la muy perra —dijo un amigo mientras hacíamos una tarea en la biblioteca.

Que este momento fuera eterno (Cosas que no duran #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora