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La cena casi acaba, he permanecido con una sonrisa plasmada en mi rostro, es importante que nadie sospeche nada. Soy la única que permanece tranquila y sonriente, todos los demás están raros, actúan fuera de lo común.

«¿Y tú crees que eres la normal aquí? Estás sonriendo como si fueras una maniática, hasta tu padre sabe que esa es una mala señal, mira como sujeta con fuerza la mano de tu madre.»

Efectivamente al voltearme veo como ambos sonríen, pero papá está utilizando cierta fuerza en su mano, incluso ella lo ha notado, tiene suerte de que mamá no tenga sensibilidad en las manos, no siente dolor ni siquiera en sus brazos.

Esto me confunde, ¿tan obvia he sido?

[...]

Al terminar la cena recojo los platos, mientras los demás se retiran, quiero hablar con mis padres.

Los dejo encima del desayunador en la cocina, para luego mirar a mi madre, pero al voltearme veo a mi madre con los brazos cruzados sobre su pecho.

—¿Qué ha sido esta extraña actitud, tesoro? —Pregunta con una sonrisa plasmada en su rostro.

—Y-yo, nada. Sólo quería ayudar, recién has vuelto hoy, te extrañaba —Dije intentando parecer normal, aunque sólo se acerca hasta mí, creí que me pegaría, pero me abrazo.

¿No tiene nada que ver con tu entrada al sistema de la empresa de tu padre? —Mis extremidades no me responden, sólo me congelo en mi lugar sin mencionar ninguna palabra— No debiste haber hecho eso, ¿para qué?

Ustedes sólo nos esconden cosas —Mi voz suena asustada.

Eso no es verdad, ustedes saben todo de nosotros. Somos sus padres, no el enemigo —Se alejo para acariciar mi rostro levemente, iba a decirle que ellos lo eran, cuando observo la ventana.

«Ten cuidado, incluso tienen a tus hermanos en su juego, pueden amenazarte con dañarlos.»

No lo harían, mamá ama demasiado a sus serafines.

«Aprecia cómo no se interpone entre lo que está haciéndole tu padre a Adrien, su pequeño serafín.»

Suspiré, era cierto. Papá mira enojado a Adrien mientras agita su brazo, se puede apreciar cómo tiene ganas de golpearlo, pero no lo hace, sólo lo suelta para cerrar los ojos acariciando su cien.

Hazme caso y ve a acostarte, Janis. Estas muy estresada por lo que veo, incluso te está dando un poco del síndrome de María Antonieta.

Su delicada risa se escucha en toda la habitación, toma los platos a mi lado y los deja en la regadera para lavarlos, me da la espalda indicándome que ha terminado nuestra conversación a pesar de que sigo con dudas.

«¿Tú? ¿Con ese síndrome? , que no me haga reír, sólo tiene un par de cabellos blancos por estrés, pero eso no significa nada.»

Sólo me resigne a subir de manera cansada los peldaños de la escalera, a mi lado pasó un Christopher sonriente, él no ha cenado, a pesar de tener una expresión triste todo el tiempo, hoy está usualmente cambiante.

«Aléjate de él.»

Brooke tiene razón, no debería acercarme a nadie ahora, camino hasta mi habitación. Al entrar un extraño mareo me inunda, esto es extraño, me cuesta incluso respirar, no resisto ni siquiera mi propio peso, me siento en el suelo, las manchas en mi techo comienzan a formar extrañas figuras, jeringas, palabras incomprensibles, estoy a punto de cerrar mis ojos cuando...

«¡Despierta, Janis! Vamos, no decaigas, despierta, vuelve. No te dejes vencer por el medicamento, el dolor sólo será por un corto período de tiempo.»

¿Y este ardor en mi costado? ¿Qué significa? Subo el vestido hasta mi cintura para ver allí una marca brillante, color rojo, ¿qué demonios es esto?

«Es tu marca. Escucha atentamente, Janis. Desapareceré, esto es a causa del medicamento, pero tranquila, estarás bien si sobrevives a esto, sigue respirando, sale de la habitación, huye, aún estás a tiempo.»

Decido salir de mi habitación tal y como me dice Brooke, pero al llegar al pasillo no sé a donde dirigirme.

«Me iré, ten cuidado, trata de que no te encuentren, sale de la casa. Porque el Aliquam Unione esta a punto de manifestarse y cuando las doce marcas estén juntas todo se acabará. Sólo uno sobrevivirá y ese será...»

No está... No logro escuchar a Brooke, no vuelve, intento hablarle pero no funciona.

—¡Vuelve! —Grito fuertemente, pero sigue sin funcionar. Ella se ha ido...

Mis ojos logran apreciar cómo se abre la puerta de Ian, intento correr, pero mis piernas se sienten cansadas, no aguanto hasta que me caigo al suelo, comienzo a tiritar viendo como Ian también se desmaya frente a mí, antes que cierre los ojos él, recuerdo algo importante, no dejaré que él se vaya sin antes decirle.

Aliquam Unic será el único sobreviviente esta noche —No sé si me ha escuchado, ya que sus ojos se han cerrado.

Oh, Janis. No debiste intentar decirle eso, no te escuchará —Unos sonidos sordos de tacón se escuchan hasta ver la silueta curvilínea de mi madre, está sosteniendo una caja metálica entre sus manos.

Papá también sube, se agacha hasta mi altura, ha hecho un pequeño movimiento con su mano que mi madre ha tomado como el momento ideal para dejar la caja en el suelo, saca de allí una jeringa con un líquido color púrpura, ¿qué es...?
No logro formular la pregunta cuando papá toma mi brazo inyectándola.

Seguir vivo no es una opción cuando has vivido dentro de una caja de cristal todo el tiempo.
No significamos nada más que un experimento que salvará al mundo del desastre.
El caos no existirá, pero el Aliquam Unic será la perdición de todos.

Janis © | Libro #6 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora