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El fin de semana se me paso muy rápido, entre cajas y polvo.

Los lunes son los dias más odiosos del mundo, volver al trabajo, a las obligaciones que te atan a este puto mundo y mi humor no muy amigable para nadie.

Salgo de casa temprano y voy caminando al trabajo, la fotografía me apasiona y el diseño grafico es lo que me da de comer, osea de lo que trabajo todos los días. Edito paginas de revistas, webs, o folletos. Me gusta mi trabajo pero los lunes odio todo.

Saliendo del edificio, me cruce al vecino majo y le sonreí, no se de donde salio ese gesto en mi, un día como hoy. Pero el me devolvió la sonrisa y eso le dio otra energía a mi caminata hacia el trabajo. Me quede pensando en el?

A veces me asombra que después de todo lo que sufrí, siga sintiéndome atraída por algún ser masculino.

Dicen que no son todos iguales, pero la vida no te deja elegir al que no te haga daño, solo pasa y cuando te das cuenta ya estas perdida.

Rod fue así, la mejor y la peor cosa que me paso en estos 22 años.

Después del primer beso, las palabras las remplazamos. Solo besos era la consigna, y miradas por supuesto. Podíamos preguntarnos y respondernos cosas con besos y miradas. Si cuando una esta estúpidamente enamorada, puede llegar a hacer estas cosas.

Sus besos me encantaban, suaves, despacito, saboreando cada parte de mis labios. A veces me excitaban, debo admitirlo. Su casa era el punto de encuentro, el sillón más precisamente, a veces todo subía de tono pero no avanzábamos, eso me hacia desearlo siempre un poco más.

Que cruel es todo que de un día para el otro, odio los lunes, las mentiras, las miradas falsas, los besos suaves, las palmadas en la espalda.

Mi primera vez fue con Rod, yo tenia 18 años. El me supo cuidar y hacer disfrutar de cada parte de su cuerpo y el mío. A veces nuestras noches eran muy largas y yo llegaba a casa de mi madre muy tarde y sonriente. Ella se preocupaba por que yo ya no quería ni terminar mis estudios, ni trabajar, ni ayudar en nada, Rod era mi mundo. Supo atraparme y ya no volvía por la noche a mi casa, volvía al otro día, o dos días después.

Odiaba a todo ser que me dijera que lo que estaba haciendo estaba mal, que tenia que estudiar y dejar de ver a Rod.

El amor te ciega, a puntos inesperados. Pero el me daba lo que yo quería, me quería o eso aparentaba. Me cocinaba, me mimaba, me deseaba y me hacia sentir hermosa. Que mas podía pedir?

A veces eso no basta si dejas de lado lo que sos, por que ya no era yo misma, era lo que Rod quería, era la reversión que a el le gustaba. Mi pelo se peinaba a su gusto, mi cuerpo de movía a su gusto, me fui perdiendo en mi "destino".

Destiny   - R.D.G -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora