Capítulo Dos.

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Narrador Omnisciente.

Anabela salió del consultorio.

 Ella se giró y se encontró a un chico con cabello azabache y rulos que caían en su rostro, quien  la miraba. Sus labios permanecían juntos mientras poco a poco sus mejillas se tornaban rojizas.

—Muy bien.—resopló la doctora. Su clara sonrisa destellaba blanco contra su también linda blanca, piel.—¿Tú eres Harry Styles?

—S-sí.—el ruloso contestó enbobado.

—Es un placer conocerte, soy la Dra. Harleen Frances Quinzel.

—Igualmente.—Harry juntó sus manos nervioso.

Inquieto por la mirada de su doctora, Harry procedió a atarse los tennis, ni lento ni perezoso.

Obligada, el rostro sonrojado de Harry se sumó a la práctica. Desde el frente, la Dra. Harleen evaluaba su destreza.

—Mmmm, no. Creo que debemos de trabajar en ello.

—¿El qué?—el ruloso contestó indeciso.

—Oh, nada Harry.—Harleen tomó un bolígrafo de su pequeño estuche y lo acomodó entre sus finos dedos.

—Genial, me parece que no vas a tener ningún problema para adaptarte.

Era justo lo que el ruloso ansiaba escuchar porque, en ese momento comenzaba a tener sus dudas.

—Quiero detalles, Harry.—le pidió haciendo señas con el bolígrafo como si extrajera las palabras de su boca.

—Solidaridad, amante de la música, timidez.

Harry sacudió la cabeza.

—¡Menos mal! Pensé que iba tener que odiarte por ser espantosamente serio.—dejó el bolígrafo en el escritorio.    

—Lo lamento, soy muy tímido.—admitió.

—Está bien.

Tratando de no hacer contacto visual, Harry tocio suavemente.

—Harry, ¿qué instrumento tocas?

—Un poco de piano, violín y violoncello.

—"Un poco" es algún extraño código que signifique ¿"muy bueno"?

—Mmmm...

—¿Jazz, clásica o rock?

—Eh...clásica.—respondió.

—¿Clásica? No suenas muy convencido, Harry. Los instrumentos no son algo que se toma y se       deja; es cuestión de vida o muerte.

 —Claro, pero estoy seguro.

 —Bueno, menos mal.—murmura ella al tiempo que escribe sus anotaciones.—Lo último que  querría es que no te gustara la clásica.

Narra Harry.

Doy un respingo y bajó la mirada hasta el suelo.

Me da vergüenza que la gente crea que soy un tipo anticuado y aburrido. Al parecer antes me gustaba, ya no.

—En otro tema, ¿Qué pasa con Anabela? ¿La consideras linda?—pregunta en un intento de alejar lo incomodo. 

—Eso...—me pasó los dedos por mis rulos y vuelvo mi mirada hacia ella.—Ella es solo mi mejor amiga.

—De acuerdo.

—¿Estás bien, Harry?—me pregunta con los ojos entrecerrados revelándome otro de sus perfectos rasgos.

Permanezco inmóvil, deseando apartar la mirada de sus hermosos ojos, mientras ella se aclara la garganta.

—Lo lamento.—no obstante mi mirada no se parta de ella ni en un solo instante.

Harleen le echa un vistazo al reloj de pared y acomoda su cabello rubio antes de volver a concentrarse en mi.

—Harry, necesito que leas esto en la semana.—dice al sacar un libro azul y entregármelo.

—Bueno.—contesté sonriente.

—Otra cosa, te importaría hacer un resumen acerca de el por favor.—me dijo colocando su bolígrafo en las comisuras de sus labios.

—N-no, está bien.

Abro mi mochila y meto el delgado libro. Hay una parte de mi que ansia volver aquí con ella; pero por otra parte, parece que me encojo de timidez.

Sin embargo la Dra. Harleen me da mi nota y me dice: <<Gracias, nos vemos pronto>>, no me doy cuenta de que no siento nada parte de una sensación que sube por todo mi cuerpo haciéndome cosquillas. Y antes de que pueda responder, ella se mete a su vestidor.   

»Criminal Lips« [h.s au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora