Capítulo cuatro

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04. El infiltrado.

—¡Virgo despertó!—. Anunció Capricornio, feliz por una vez en su vida. Él fué el único que se ocupó de su compañero cuando se desmayó hace unas horas. 

—Bien :'D—. Se alegró Tauro.

—LA ALFOMBRA D: —. Virgo se levantó de golpe, recordando lo último que había visto antes de desmayarse, y se percató que estaba en el sofá, pero al ver hacia abajo, ya no había ninguna alfombra.

—La hemos tirado, los esmaltes no salían—. Virgo se tranquilizó un poco ante las palabras de su amado Capri. Wait, ¿Dije amado?

—Escorpio y Cáncer fueron a comprar una nueva—. Tauro le sonrió, y aunque Virgo demostró estar feliz con ello, estaba muy preocupado por dentro ¿Y si es fea? ¿Y si es blanca y se ensucia con facilidad? ¿¡Y si no pega con las cortinas?!

—Ah... Jaja...Jaja—. Forzó una "risa" y tambaleante se puso de pie, dispuesto a ir a lavar el baño, o algo por el estilo, para deshacerse de sus nervios.

—¿Oye, estás bien?—. 

—Claro:) que:) estoy:) bien:) Capri:)—. Le da un tic nervioso.

Y de repente, o de la nada quisiera decir, para empeorar el momento la ventana de la sala, que estaba a un lado de la televisión, se rompe dejando entrar una bolsa de basura gigante, que al parecer traía algo demasiado contundente como para romper los vidrios. Virgo, por razones extremadamentes obvias, contempló esto.

Si, Virgo se desmayó por otra vez.

—Genial—. Capri miró a Tauro, que estaba igual de confundido—. Sabes, desde que llegamos juntos a esta casa no tenemos otra cosa más que problemas—. Cargó a Virgo como una princesita<3 y se fué hacia el pasillo de la escalera—. Encárgate de esto, hazme el favor—.   Subió las escaleras, molesto. No quería involucrarse en cualquier problema o tragedia >Porque todos sabemos que quizá cualquier cosa traiga tragedias en ese ambiente< que pueda causar esa misteriosa bolsa.

—Eso fue asombroso—. Dijo un chico muy pocker face al salir de la bolsa. No llevaba camisa, era tierno, e inexpresivo, o serio, o quizá estaba feliz. No se, no lo entiendo.

—Existen las puertas—. Dijo Tauro incómodo. Los vidrios hoy en día están caros.

—Pero es más divertido así—. El extraño se levantó, y de la bolsa sacó una maleta. —Soy Ofiuco, tu nuevo compañero—.

—¿Pero quién eres?—. Preguntó desconcertado. Esto sí que no pasa todos los días.

—Ya te dije que soy Ofiuco—. Respondió, entrecerrando sus ojos. A este niño no le gustaba que no lo escuchen.

—Si, lo sé, perdón, pero ¿Qué haces aquí?—.

—¿Tú estás sordo, verdad? Soy Ofiuco, el décimo tercer Signo del Zodiaco, me mudo a esta casa, con ustedes, les guste o no—.

—Bueno, no quería hacerte enfadar—. Tauro rascó su cuello, sin saber como actuar.

—No estoy enfadado—.

—Eres díficil de entender, pero me agradas :D—.

—Gracias—. Ofiuco, por obra maestra, sonrió — Nos llevaremos bien—.







Por otro lado, en la habitación de los Signos de Fuego...

—Oigan, ¿No creen que este yeso se me ve genial? Aries, pásame mi celular, debo tomarme una selfie—. Aries le tira el celular a Leo, técnicamente a la cara. — Podrías ser un poco más amable, ¿No?—.

Zodiac Life: Yaoi |Editando un poco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora