Sí, rechazo mi derecho a ser perfecta como los demás quieren sin sentirme culpable, porque no nací para ser víctima de nadie. Porque esta vida me pertenece, es mía y como tal, la manejo a mi antojo y hago con ella lo que quiero. Y no me importa si me juzgan por ser lo que soy. Porque como tú y como todos, cuando me equivoco, busco siempre levantarme, iniciar de nuevo y seguir mi camino. Me encanta lo que llevo dentro, amo mis espinas, mis limitaciones, mis cicatrices. Amo mi parte oscura, mi inquietud, mi falta de vocación a la santidad. Amo mi rareza, mi locura y mi libertad. El ser intensa y un poco solitaria. Podría lamentarme y compadecerse por ser así, pero no, así soy perfecta. Me amo infinitamente y amo mis imperfecciones... ¡siempre! Me ha costado media vida entender que lo realmente estúpido, no es cometer errores, sino no hacer nada para solucionarlos.
Ángie Xiomara