Algunas personas me dicen que yo no tengo días malos, o que soy optimista por naturaleza, pero nada más alejado de la realidad: mis tormentas interiores han sido fuertes, graves y extrañas, y detrás de lo que veis no hay un optimismo ingenuo, ni un don natural, sino auto conocimiento y trabajo puro y duro, también constante; el mismo trabajo preciso que podría dedicar un escultor para pulir la piedra y hacer su obra. Porque yo soy lo que hago de mí.