Capítulo 1

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-Bien, ésta es mi baticueva- Abrí las puertas de par en par, no sin antes detener a un Dante desesperado por entrar.- Pero debes comportarte, aquí viven personas prestigiosas, de alta categoría, tanto económica como social.- Me puse mis gafas y entramos a la mansión. 

-Oh....Dios....-Dijo Dante, mirando el gran techo, profundo, de cristal, al entrar. Lo miraba tan arriba, que pensé que caería hacia atras, asi que lo agarré por el hombro. Ya bastantes problemas tenía como para que ahora él se desmayara aquí.

-Camina, zopenco- Fuí directo a la cocina, y luego subiendo las escaleras principales, le di un tour completo de la mansión, desde las habitaciones mas prestigiosas, hasta las principales, que son unas corrientes. Subimos las demas escaleras, le mostré la azotea, la piscina, el patio y el salón de juegos. Pasamos por los pasillos VIP y ví que se detuvo en una puerta. Puse los ojos en blanco y caminé hacia él.-¿Ahora qué?.-Él parpadeó par de veces, delante de la puerta blanca.

-Quiero ésta -Balbuceó.

-¿Qué?

-Ésta habitacion. Es la numero 45, como lo decía en el mapa de la sala principal.- Se volteó a verme.- Ésta la habitó un capo una vez, ademas, tiene jacuzzi, sala de juegos y spa privado. Pagaría porque me dieras un masaje. La quiero.- Fruncí el ceño.

-Ni hablar, vamonos.

-Dije que la quiero.- ¿En serio es tan caprichoso?. Lo tomé por la camiseta, halandolo, pero él no se movió ni un centímetro. Se cruzó de brazos, fulminándome con la mirada.

-Dante esta habitación es muy prestigiosa, es una de las tres mejores, no puedes solo.....

-¿Tú porqué crees que la quiero?, vamos, no seas aguafiestas.- Me crucé de brazos, retándolo con la mirada.-Hazlo por Brad.- sonrió pícaro, bufé.

-Bien.-Lo empujé y tomé el pomo de la puerta, escuche una pequeña risita de su parte. Aun quería golpearlo. ¿Que como esta a mi lado, si lo había dejado en medio de la calle solo?, oh, ¡no les conté la otra parte de la historia!

Flashback:

Mi teléfono vibró en mi bolsillo, me sobresalté y contesté, era un teléfono privado, obviamente no iba a darle mi numero telefónico a nadie.

-¿Hola?.- Me puse de pié. Cada vez que una persona se acercaba, yo ladeaba el rostro, miraba al piso o simplemente ajustaba la gorra que siempre usaba en mi cabellera rubia, para que no reconocieran mi rostro.

-Linda, ¿Donde dejaste las llaves?, no las encuentro por ningún lado.- Fruncí el ceño.

-Las llaves.- Dije, desubicadamente

-Si, cariño, ¿Eres sorda o distraída?.- Se escuchaba desesperado.

-¿En serio estás buscando las llaves o...?

-¿Me quieres ver la cara?.- Se escuchaba enojado, desesperado.

-No, no, yo....- Entonces era cierto lo de las llaves. Perfecto.

-¿Tú, tú...?

-Mira, espérame ahí, quédate ahí, no te muevas, ¿vale?- Le dije a un Axel desesperado, para luego colgar, era un cliente importante, no podía dejarlo ir.

Me quité los tacones y saqué las zapatillas que llevaba en el bolso. Solo llevaba algunas reservas que creía necesitar, unos lentes, mi teléfono, algunas llaves de las habitaciones y una navaja de auto-defensa, por si acaso. Me puse los lentes, me ajusté la gorra, puse mis zapatillas y salí trotando al restaurante, aprovechando que quedaba cerca de la plaza donde me quedaba a descansar.

Master of Conquests || Maestro de conquistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora