Capitulo 25// Fiesta ¿Dónde?

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P.O.V. Dulce

Ya ha pasado una semana desdé el incidente que tuve, el cuál gracias al celular de Nico y al WiFi de mí casa, lo pude solucionar.

Andrés, ese es uno de los nombres encontrado en internet, otros serian la regla, menstruación o periodo. Al parecer para los humanos es normal menstrual desdé los doce o trece años cada mes... ¡Cada mes! ¿Acaso la vida me quiere matar con tanta pérdida de sangre?

En este momento estoy esperando escuchar el timbre del colegió, el cuál me informara el termino de la jornada escolar de hoy ¡Viernes! Mañana es la famosa fiesta de Nicol, una a la que si he sido invitada, con la condición de llevar a mi Nico, a quién le avisé de la invitación a la fiesta y me respondió con un casi predesible "Lo que tu desees preciosa" ¿Acaso no me lo podía hacer más simple diciéndome, Si o No?

En éste momento aún no decido si asistir o no a esa dichosa fiesta, de la cuál aún no aviso de mi invitación a Cata, quién ha estado toda la semana suspirando por querer asistir.

No le encuentro el porque de ir ¿Será por mi edad? Tal vez sea esa la causante de mí nula emoción por una fiesta, ya que aún me interesa más quedarme viendo caricaturas a ver programas de moda, o por lo menos eso me dijo Cali el otro día cuándo no quise acompañarla a comprar ropa.

- Señorita Sortpour, si no le interesa mi clase la puerta de salida es lo bastante ancha cómo para marcharse.- mierda, se me había olvidado que estoy en clases ¿De cuál asignatura es está?- Señorita ¿Podria dejar de mirar por todos lados y mirarme mientras le habló?- exige mi profesor Eduardo con un tono ¿De diversión?

Vamos mente, si con solo trece años podemos estar a la perfección en la universidad sin que alguien se de cuenta ¿Cómo no poder escapar de ésta?

- Lo lamento, estaba un poco distraída ¿Podria repetir lo dicho recién?- ¡Perfecto! Ahora sólo repetirá lo recién dicho y seguirá con el resto de la clase cómo si nada hubiera ocurrido, soy una genia.

- Señorita, si no fuera buena alumna ya le diría que es un caso perdido.- suspira el señor Eduardo negando con su cabeza ¿Ahora qué? Me disculpe y le pedí seguir con su clase ¿Que más quiere de mí?- Mire a su alrededor, pero ésta vez fijese en lo que ve.- me pide ocultando una ¿Sonrisa? ¿Que puede ser tan gracioso?

Miro a mi alrededor ésta vez fijándome en lo que veo... Esperen ¿Que ocurrió? ¿Desde cuándo todos se volvieron invisible? Oh, sera esa la nueva lección de ésta clase... ¡Imposible! ¿A quien intento engañar? Ésta clase es de matemáticas.

- Las clases terminaron hace una hora.- ¡Wow! ¿Me estuvo observando todo ese tiempo? Miro al profesor quien entendió mi pensamiento.- No crea nada raro, mire que yo me fui a los cinco minutos de terminada la clase, pero unos alumnos del curso de al lado me fueron a avisar que una alumna aun se encontraba en el salón.- me explica.

- Pero... ¿Por qué no me dijeron algo ellos?- no estoy tan fea cómo para ser evitada de esa forma.

- Usted si que no sabe cuál es su reputación.- suspira.- Cómo sea, retirece.- se aleja de mí hacia la puerta... Oh no señor, a mi no se me deja con una duda, cuándo estoy por gritarle un " Quieto que muerdo" mi celular suena.

Contesto sin ver, total sólo las personas con quiénes me gusta charlar tiene mi número ¡Oh! Se me había olvidado decirles eso ¡Tengo celular! Luego de una extensa charla con Dane, él por fin accedió a comprarme uno.

- Dulce.- pronuncia con claro entusiasmo Cata.- ¿Dónde éstas?- mmm... ¿Que tramara está vez?- ¡Adivina!- grita antes de siquiera dejarme saludar.

Desde Siempre MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora