Decir que odio mi vida es poco.
Tener una vida perfecta y de un momento a otro tener que vivir con extraños mejor conocidos como mis padres biológicos es doloroso.
Kiera a sus 16 años tenia una vida perfecta, unos padres amorosos y muchos amigos...
Aparte la vista justo después que el me sonrió, decidí prestar atención al profesor, pero al parecer él no, porque no dejo de verme durante toda la clase lo que me incomodo demasiado.
— Bueno jóvenes, es todo por hoy — dice el profesor cuando sonó el timbre.
— ¿Quieres sentarte con mi hermano y conmigo en la cafetería? — dice Maia dándome una sonrisa amable.
— Claro — digo brindándole una sonrisa agradecida.
— Entonces recoge tus cosas y andando — dice entusiasmada.
Empiezo a recoger los libros y a ponerlos dentro de mi bolso. Cuando terminé de recogerlos me doy la vuelta dispuesta a ir con Maia pero tropiezo con algo duro, justo como esta mañana.
— ¿Acaso tu hobby favorito es chocar con la gente? — dice la misma voz de esta mañana.
— ¡Pero si eres tú el que siempre estas detrás mío! — grito enojada
— ¡Te advierto que no me vuelvas a gritar, princesita!— me amenaza antes de darse la vuelta y empezar a alejarse dando pasos largos y furiosos.
— Yo te hablo como a mí se me dé la gana — le grito pero no creo que alcance a escucharme ya que esta muy lejos como para oírme.
— ¡Woah!... eso fue intenso —dice Maia a mi lado.
— Ni que lo digas — digo suspirando.
— ¿Nos vamos? — dice mi nueva amiga.
— Andando — digo empezando a caminar tras ella.
Caminamos por los pasillos hasta que llegamos a la dichosa cafetería, nos adentramos en ella, Maia empieza buscar con la mirada por toda la cafetería algo, y al parecer lo encontró porque me coge del brazo arrastrándome hacia donde sea que vaya.
Veo como un chico muy parecido a Maia la saluda moviendo su mano de un lado al otro emocionado. El chico es muy guapo, tienes los ojos claros y cabello rubio.
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Justo cuando estábamos llegando a su mesa alguien se interpone en nuestro camino haciendo que paremos bruscamente.
— ¿Te vas a sentar con nosotros? — pregunta Max entusiasmado.
— No, me voy a sentar con Maia y su hermano — respondo.
— ¿Quién es Maia? — pregunta confundido.
— Ella es Maia — digo señalando a la chica junto a mí.
El parece haberse percatado de su presencia porque se la queda mirando y en cuestión de segundos se le forma una sonrisa coqueta en el rostro, voltee a ver la reacción de Maia y veo que esta toda sonrojada.
— Michael Bennett, mucho gusto — dice dándole un beso en la mejilla.
— Ma...Maia Carter — dice tartamudeando mi amiga.
— Ya nosotras nos vamos así que... adiós Max — digo para empezar a arrastrar a mi amiga a la mesa donde íbamos inicialmente.
Cuando llegamos a la mesa Maia se sentó en la silla con la mirada perdida, estaba como en otro mundo, así que la zarandee un poco para que volviera otra vez.
— Te vi hablando con Max, hermana — dice el chico desconocido en tono pícaro — creí que nunca le hablarías, al parecer seguiste mi consejo de hacer que a él le gustaras.
— ¡Cállate Josh! — exclama roja de la vergüenza interrumpiendo a su hermano.
— ¿Te gusta mi hermano? — pregunto soltando una risita.
— ¡¿Qué?! Claro que no — dice nerviosa mirando hacia el piso.
— ¿Eres hermana e Max y Michael? — pregunta sonrojándose cuando dice el ultimo nombre — no sabía que Michael tenían una hermana — susurra en voz baja pero alcanzó a escucharlo.
— ¿Te gusta mi otro hermano a ti también? — pregunto de broma.
En mi mente estaba esperando que dijera que no, porque seamos realistas este chico estaba muy bueno para ser gay.
— ¡¿Qué?! Claro que n...no — habla nervioso — ¿tanto se me nota? — dice con voz rendida.
— ¡No lo puedo creer, eres gay! — susurro eufórica.
<< Qué desperdicio >> pienso
— Si, pero no le cuentes a nadie en especial a tus hermanos — dice alzando su dedo índice en señal de advertencia.
— De mi boca no va a salir nada, lo prometo — digo dando mi palabra — ¿no creen que es raro que dos hermanos estén enamorados de otros dos hermanos? — digo soltando una carcajada.
Los dos me miran de forma acusadora por lo que alzo mis brazos en señal de inocencia.
Empezamos a hablar de cosas triviales, acerca de nosotros, nuestros gustos. etc.
— Chicos, voy al baño — digo levantándome de mi asiento — no tardo.
— Está bien — dice Maia dándome una cálida sonrisa.
Camino hacia la salida de la cafetería, una vez fuera empiezo a correr por los pasillos buscando un baño donde hacer mis necesidades hasta que por fin lo encuentro y me adentro en el con rapidez.
Cuando termino salgo del baño empiezo a caminar a la cafetería nuevamente.
Cuando estaba por llegar escucho una voz masculina proveniente de un salón vacío.
La curiosidad me mataba así que empecé a acercarme cautelosamente sin hacer ningún ruido, me escondí en la pared junto a la puerta y empecé a escuchar lo hablaba el chico.
<< Al parecer está hablando por teléfono >> pienso
— Si... ya la encontré —dice la voz que reconocí como la de Aleksei — muy pronto, ten paciencia — continua diciendo — adiós — dice para finalizar la llamada.
El salón se queda en silencio por lo que tomo eso como mi señal para retirarme y volver a la cafetería.
Cuando doy el primer paso mis piernas se enreda haciendo que caiga al piso formando un gran estruendo que se escuchó en todo el pasillo como un eco.
— ¿Qué haces hay? ¿Estabas escuchando mi conversación? — escucho su voz enojada detrás mío.
Levanto el rostro encontrándome con un Aleksei casi botando humo de lo enojado que estaba.
