Capitulo VII

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El trabajo le había venido mejor de lo que esperaba. Las últimas semanas le habían servido para no pensar en los problemas que le afligían, sin embargo, todos los días al terminar la jornada le era casi inevitable pensar en otra cosa que no fuera Ally. Por momentos sentía que no podría más con aquello y tenía una inmensa necesidad de salir a buscarla, pero se esforzaba por mantener a raya sus impulsos, sabía que tenía que platicar con alguien antes de comenzar a enloquecer, así que aquella tarde al salir del trabajo no fue directamente a casa, en cambio, fue al único lugar donde encontraría a alguien con quien desahogarse. Fue a la casa de Hannah.

—¡Stevie! ¿Qué haces aquí?

—Necesitaba hablar con alguien... y pensé en venir... ¿Estás ocupada?

Hannah se sorprendió al ver el semblante de Stevie, la mujer que tenía ahora frente a ella, no era la misma que había despedido de la casa de Ally unas semanas atrás, se le notaba cansada y muy demacrada, parecía como si no hubiera dormido en varias noches. La invitó a pasar y le preparó un té para que se tranquilizara un poco.

—¿Estás bien?

Stevie dio un sorbo a su té antes de contestar.

—Yo... no sé lo que me está pasando

Stevie temblaba y no quitaba la vista del fondo de su taza, cómo si dentro de ella fuera a encontrar las respuestas a todos sus problemas. Hannah no dijo nada y esperó a que su amiga se desahogara a su propio ritmo. Después de unos minutos Stevie levantó la vista y escupió todo lo que la estaba atormentando.

—Hannah, engañé a Sarah.

—Lo sé

—¿¡Qué?!

—Ally me lo contó, y antes de que digas cualquier cosa, déjame decirte que no se encuentra muy bien que digamos, estaba hecha polvo, más o menos como tú ahora.

—De todas formas, no tenía derecho a contártelo.

—¿Y acaso no es lo mismo que estabas a punto de hacer tú? —Stevie no contestó y le dio otro trago a su té. —Sé que ambas están muy confundidas, pero tienen que hablar, tienen que solucionarlo y dejar las cosas en claro.

—Es que no entiendes, no quiero verla, sé exactamente lo que va pasar y nada bueno puede salir de eso. Tenerla cerca solo ayudara a que me hunda más en este pozo.

—Con más razón debes hablar con ella o ambas terminaran muy mal.

—Hannah, esto no puede ir peor. Estoy a punto de casarme y no dejo de pensar en otra, debería estar de dedicándole tiempo a mi prometida, pensar en la boda, estar feliz por esta nueva etapa de mi vida, pero lo único que hago es sentirme cada vez más atrapada en esta situación. Lo único que deseo es que todo vuelva a la normalidad, a como ara antes de que Ally a pareciera en mi vida.

—Sabes que eso no puede ser, las cosas ya están hechas y no lo puedes cambiar. Tómalo como como una señal, tal vez el que conocieras a Ally solo vino a mostrarte el camino.

—¿Y qué pasará con Sarah? –Gruesas lagrimas comenzaron a brotar de los ojos de Stevie- no quiero hacerle daño.

—Ella entenderá.

—¿Y sí no lo hace?

—Tendrá que hacerlo.

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La habitación estaba oscura, solo dos siluetas se distinguían en la penumbra. En la cama, debajo de las cobijas dos cuerpos desnudos se entregaban al placer, entre caricias y gemidos provocados por el roce de ambas entrepiernas.

—¿Terminaste?

—¿A caso no se notó?

—Bueno, tenía que preguntar.

—¿Estás segura que Ally no vendrá?

—Sí. Las últimas semanas ha estado muy extraña y ya casi no viene aquí, no sé qué le pasa.

—Pues mejor para mí.

—¿Y qué me dices tú? ¿Qué hay con tu prometida? –Su tono de voz era burlón-

—Ni la menciones, no sé qué le pasa, ya no me deja ni tocarla.

—Tal vez se guarde para la noche de bodas, mientras tanto, puedes tocarme a mí.

Ambas volvieron a besarse, aprisionando una vez más sus cuerpos desnudos.


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