Capítulo 7

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Will conducía a toda prisa, agarraba tan fuerte el volante que los nudillos se le pusieron blancos. Le puse una mano en el brazo y bajó la velocidad, aunque tampoco mucho.

-Tranquilizate Will, ¿vale? No pasa nada. Ya no está aquí.

-Deb, si me entero de que te vuelve a hacer algo yo... No sé cómo me he podido controlar.

Miré hacia delante y solté un suspiro. Yo no quería dejar a Darío.

-Sé lo que piensas. Estás pensando en él.

-Will, le quiero. No sé cuánto ni cómo, pero le quiero. Y siempre ha sido así.

Paró de golpe justo en un sitio que había libre y dejó caer la cabeza en el volante. Sus anillos relucían con el sol.

-No lo entiendes. Hay más cosas ahí fuera. Alguien que te ame de verdad. Alguien que no te quite el móvil. Alguien que te cuide, te quiera, te proteja y te abrace por las noches.

-Will...

-Alguien que se invente un mote por ti. Alguien que va a buscarte a casa y se toma un helado contigo.

-Para.

-No quiero parar. Tú sabes de qué va esto. Si me quieres aceptar, aquí estaré. Si no, espero que seas feliz con Darío.

Cogió otra vez el volante y en cinco minutos estuvimos a la puerta de mi casa. Cuando me iba a bajar del coche, Will me cogió la mano. Me tiró otra vez al asiento y me atrajo hacia él, hasta que nuestros labios se juntaron. Enredó su mano en mi pelo y me soltó.

-Tenía que hacerlo, aunque sólo fuera una vez.

Entonces se fue, dejándome con la palabra en la boca, sin saber qué hacer ni decir.

-Deb, ¿eres tú?

Darío hablaba desde la cocina. Caminé sin ganas hasta el salón, y allí me tiré en el sillón.

-Deb, quiero una explicación.

-No hay nada que explicar, Darío. Yo te
quiero a ti.

-Menos mal.

Me atrajó hacia él y me dio un fuerte abrazo.

-Temía que me dejaras por ese gilipollas de Will.

Me aparté bruscamente de él y lo miré a los ojos.

-¡No le llames así!

-¿Ahora le estás defendiendo? Creía que me querías.

-Una cosa es que te quiera y otra muy diferente es que puedas insultar a mi amigo.

-¿Tu amigo? ¡Te prohibo que ese idiota sea tu amigo!

Puse una cara divertida y me reí.

-¿Que me lo prohibes? No puedes prohibirme nada, no soy de tu propiedad.

Will, ven a buscarme por favor.

5 minutos máx.

-Puedo y te lo prohíbo. No me gusta ese tipo.

-Que tú seas idiota y no hayas sabido apreciar la maravillosa persona que es, no significa que sea idiota. Aquí el único idiota que hay eres tú.

Darío puso una mueca horrible y me cogió del brazo, hasta tenerme contra la pared.

-¿Me has insultado?

Me agarró más fuerte del brazo.

-¿En serio te atreves a insultarme? Ahora sí que nos vamos a divertir.

Me agarró del muslo y se acercó más a mí, hasta que nuestras respiraciones fueron una sola. Entonces me besó de la manera más asquerosa posible.

De repente, se apartó bruscamente y alguien le golpeó contra la pared que tenía al lado.

-¡Will!

Fui corriendo a abrazarle. Nunca me había alegrado tanto de verle. Me di la vuelta y Darío estaba en el suelo, tirado y sangrando un poco por la nariz.

-¡Esto no quedará así, Will!

Will me cogió de la mano y nos fuimos fuera, dejando a Darío en el suelo.

Ella sabe muchas cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora