Capítulo 7: Zona de guerra

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- ¿Estás loco? ¿Quieres que nos maten? - dije y me tapé la boca  inmediatamente... Al parecer elevar un poco mi voz no captó la atención de los Mogs, no se dieron cuenta de que estamos aquí. Al menos no aún.

La mirada de Tyson es inexpresiva. - Creí que es lo que querías, no quedarte quieta, Además seremos sutiles.

- Bien - Davys está más que ansioso, el muy idiota no puede quedarse quieto mucho tiempo, si el plan de Tyson incluye sutileza, no veo al enano de Dayvis muy bien parada en esa ecuación.

Aún estoy un poco nerviosa, pero esta vez es diferente, puedo defenderme, los entrenamientos no han sido en vano.

– Están locos.. Pero me gusta la idea – sonrío ante mi locura. Normalmente soy la más centrada, pero esta vez la adrenalina corre por mi cuerpo.

Ya no puedo más, tengo mi arma lista y avanzo. Calculo que el autobús está a 30 metros si corro de frente. El sol golpea mi cara, pero estamos bajo la autopista, los carriles están vacíos. Hay un perímetro acechado por los Mogs quienes se aseguraron que nadie les interfiriera y así acorralar a su víctima.

<<Cavaron su propia tumba>> me digo y voy hacia adelante.

– ¡Hey, Tú!  - grito al primer grupo de Mogs que están de espaldas frente a mí. Las horas de entrenamiento, disparos y tiro al blanco dan su fruto porque sólo levanto mi arma( Beretta 92)  y por instinto disparo. Las balas dan justo en la cabeza de los dos Mogs.

Los otros se dieron cuenta, hay cuatro que se voltean e intentar levantar sus armas, pero son pulverizados antes de lograrlo.

Tyson y Dayvis avanzan junto conmigo. Ellos me cubren mientras repito el procedimiento. Avanzo, disparo, me cubro, sólo que esta vez la lluvia de balas se ha alineado, nosotros atacamos y ellos contestan, los autos que quedaron vacíos son nuestro refugio.

Tomamos desprevenidos a los Mogs, pero ahora ya no contamos con el elemento sorpresa.

Hay algunos disparos que vienen de otras direcciones, los otros Mogs al parecer dejaron sus posiciones y nos quieren acorralar.

Puedo notar disparos de nuestra parte también. Rápidamente empiezo a disparar enfrente, mis hermanos se encargan de los lados formando un triángulo que avanza poco a poco, la lluvia de balas va y viene pero nosotros hablamos sólo actuamos.

Los disparos vienen con mayor intensidad, sus armas disparan rayos más potentes; tenemos que abrirnos un poco pues sus cañones son destructores, disparan y destruyen los autos que nos cubren. El impacto causa que los vehículos se eleven 2 metros en el aire y se prendan fuego.

Un Mog avanza en mi franco izquierdo, corre y salta muy alto impulsandose con el capó de un auto, mas no le doy tiempo de aterrizar. Saco mi cuchillo de mi cintura y me lanzo a él clavándole con todas mis fuerzas mi arma en su pecho, el Mog empieza a desintegrarse antes de caer.

Me muevo y me refugio en los autos abandonados.

Rápidamente empiezo a recargar mi arma. Puedo ver frente a mí a mis hermanos atacando, disparando, hay unos Mogs que quieren acercarse, pero Tyson no los deja. Tomó una de las armas Mogs, un cañón, y empieza a aniquilar.

<<buena idea>> me digo.

Cuando estoy a punto de levantarme un Mog me sorprende. Su sonrisa de maldad y sus ojos de furia me fulminan. Me da un empujón y me hace caer al suelo.

Caigo de espaldas y trato de luchar. El Mog me golpea en la cara y me siento aturdida, toma un cuchillo y se dispone a enterrarlo en mi corazón, puedo ver su mano que se mueve automática a su arma y acabar a su presa, mis hermanos están teniendo problemas con una fila Mog que se acerca y es el fin....

No para mí, porque cuando el cuchillo se incrusta en mi carne, se supone que debo morir, pero no hay dolor, no puedo sentir el filo de la navaja, he tenido heridas y golpes, mi cabeza fué lastimada, sé lo que es el dolor, pero éste no llega. En cambio veo sangre frente a mí, gotas salen del cuerpo de mi enemigo, el peso de su cuerpo se va al desintegrarse.

No tengo tiempo de hacer un análisis de lo que pasó. Estoy cubierta de cenizas así que las aviento y avanzo.

Mi descuido permitió que tres Mogs avanzaran, ellos me ven, pero ruedo, apunto con mi arma y disparo; Dos tiros certeros. El tercero es muerto por algo desconocido, simplemente lo veo volverse cenizas frente a mí. Estoy segura haber recibido su disparo, pero mi cuerpo no sufrió ningún daño. Estoy ilesa, un poco aturdida por la caída, pero ilesa, sin ningún daño por el disparo...

Dayvis se acerca a mi lado y veo que tampoco tiene ningún rasguño, sólo suciedad por las cenizas. Tyson aún está a nuestro costado disparando y cubriéndose, a diferencia de nosotros, Tyson tiene algunas heridas en sus brazos y algunos cortes en su rostro.

Definitivamente en comparación con nosotros, él está más lastimado. No lo han matado porque es un excelente tirador.

– ¿También te diste cuenta? – me sonríe. – No pueden matarnos.

<<El hechizo>> recuerdo lo que Tyson nos dijo: "mientras estén juntos, nadie les podrá hacer daño".

Eso me da una idea.
– Corre – digo y Dayvis va a mi lado. Disparamos a todo lo que se nos ponga enfrente; Mogs empiezan a caer y desintegrarse.

Los que nos disparan empiezan a morir también, el hechizo nos protege, si no mueren por nuestros disparos, caen por los suyos. No pueden dañarnos si estamos juntos.

" ¡Garde! " dicen entre ellos. Ya se dieron cuenta de lo que somos y me alegra. Puedo ver odio y repulsión en su mirada, el sentimiento es recíproco. Saben que no nos pueden matar.
Ya quedan muy pocos.

La adrenalina corre por mis venas, me siento eufórica, no sé porqué pero siento la necesidad de gritar, estoy emocionada.

– ¡Atrás! – les grito y algo extraño sucede, los Mogs empiezan a retroceder; se ven confusos pero no protestaron.

Estamos cerca del loriense, no sé porqué esos idiotas me obedecieron, debe ser el miedo que les provocamos, me da igual, estoy feliz de que me teman, que sientan terror por mí.

Abrimos fuego y el grupo de aturdidos Mogs ya no existen.

Sólo queda uno que toma al loriense, ahora que estamos cerca lo veo bien; su cabello rojo está teñido en sangre, está golpeado y su piel está con muchos moretones, su hombro sangra, debe estar mal herido y de su camisa sale una gran mancha de sangre que le cubre el abdomen.

– Estas perdido, sueltalo – advierte Tyson y le apunta al Mog.

– No me iré sólo – reprocha el Mog quien tiene su cañón cargado y directo sobre  la cabeza del herido. Si le dispara, todos nuestros intentos habrán sido en vano, habremos viajado, luchado y nos expusimos por nada... No, no puedo permitirlo.

Me acerco lentamente, bajo mi arma, levanto mis manos – Sé razonable, no podrás hacernos nada – le digo tratando de persuadirlo. – Baja el arma, y aléjate de él.

El Mog duda, no quiere hacer lo que le digo, pero es como si tuviera una lucha interna, ya que poco a poco empieza a bajar el cañón y se aleja.

– Relajate y sigue retrocediendo – continúo diciendo. El soldado Mog no hace reproches, puedo ver que no es lo que desea hacer, pero no discute, sólo obedece.

¡Pum! Cae el Mog. El disparo de Tyson dió en el blanco.

Me acerco y ayudo al hombre loriense a salir del autobús.

– ¿puedes escucharme? ¿Puedes caminar? – le pregunto

– No debieron haber venido – dice el loriense jadeando y nos mira – Ellos traerán refuerzos, ¡huyan! – levanta la mano ensangrentada y señala con su dedo por encima de nosotros. – Nos están observando... Pronto estarán aquí.. Y ustedes ya no podrán esconderse jamás...

Legados de Lorien:  Archivos perdidos: Legados de los sobrevivientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora