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Después de la tediosa jornada de escuela, Marco llegó a su hogar, casi sin fuerzas caminaba a su cuarto. Cuando abrió la pierta de sus aposentos lo primero en hacer fue cerrar las persianas, le da pudor pensar que alguien puede verlo detrás de la ventana. Colocaba los cuadernos de las clases que le tocaban mañana en su mochila, para cuando estuvo lista, la dejo resposar en el suelo. Colocó su pijama y apagó el interruptor de la luz que no estaba cerca de su cama.

Sus piernas temblaban ligeramente, daba largas zancadas para llegar al colchón y ocultarse bajo mas sábanas. Tocaba todo lo que estuviera a su paso con la idea de no caer y poder llegar sin ningún rasguño a su cama. Después de dar el último largo paso, se encontró con su camastro, recostándose en él y arropando su cuerpo.

[...]

Entreabrió los ojos algo cansado, una pesadilla lo había despertado, sus ojos viajaron al techo, estaba demasiado oscuro como para ver algo. Entre las sábanas destapó su muñeca, mirando el reloj que no se había quitado. 3:40 de la madrugada.

Cerró los ojos respirando tranquilo para volver a dormir, pero no lo conseguía, pasaban los minutos y Marco seguía contando ovejas para conciliar el sueño. Un pequeño suspiro se escapó de sus labios, le dió la espalda a la pared que estaba junto a su cama y miró su habitación. No veía bien por la oscuridad que envolvía a la ciudad y su vista aún no se acostumbraba a la noche, pero el farol próximo a su ventana emitía una tenue luz hacia una dirección en especial.

Cuando el castaño fijó su vista a la entrada de su alcoba que era iluminada por el farol, su sangre se congeló, sus manos temblaron mirando atónito, evitando soltar un grito.

Un hombre estaba parado allí, mirando fijo cada movimiento o reacción de el castaño. Aquel hombre se acercó a paso lento y, en un abrir y cerrar de ojos desapareció.

El cuerpo de el castaño tiritaba por el miedo de esa persona, ¿desde cuándo él estaba allí? ¿Que hacía mirándolo? Se cubrió con las sábanas, su respiración estaba agitada y sentía como su corazón palpitaba fuertemente, como si quisiera salir de su pecho. Esa noche no logró dormir por el miedo de ese extraño hombre.

[...]

- ¡Marco! ¿Qué te ocurrió? ¡Te ves muy mal! - Star miraba de arriba a abajo el cuerpo de su amigo. Su estado era deplorable, grandes y oscuras bolsas negras bajo sus ojos, su rostro estaba más pálido de lo normal y sus manos tiritaban.

- Se que puede sonar muy infantil, pero creo que le tengo miedo a la oscuridad. - Su voz salió más apagada de lo normal, cerró sus ojos algo mareado, recordando los hechos ocurridos en la madrugada.

-¡Vamos! ¡No me mientas! - La rubia dio unas risas. - Ya tienes quince años, sabes que puedes contarme lo que sucede.

El castaño sólamente suspiró de forma pesada, para luego seguir su camino. Tragó saliva, se sentía incómodo e inseguro, miraba en todas direcciones, buscando a alguien. Sentía su mirada en la espalda, inspeccionándolo, porque conocía bien esa mirada, sabía perfectamente que era nuevamente ese hombre, ¿lo estaba acosando? Marco intentó calmarse, respiró hondo dirigiéndose al salón.

[...]

Llegó a su casa, volvió a asegurarse que nadie lo seguía, entró a su hogar y revisó todos los rincones de la estructura. Cerró todas las ventanas y puertas, para luego ir un poco más tranquilo a su cuarto.

Ya en él, se despojó de sus ropas, quedándose en bóxer y ordenando sus cuadernos. Se aseguró de cerrar con pestillo las puerta y ventana de su cuarto, cerrar las persianas y el armario. Apagó la luz y se apresuró en llegar a su cama, tratando de dormir.

...

Un crujido detrás de su puerta lo alertó enseguida, pero cerró los ojos e intentó regular su desesperada respiración. La puerta se abrió suavemente, sin hacer un mayor sonido, los suaves pasos no se esperaron en escuchar en el tenebroso silencio de la habitación. El hombre caminaba lentamente, dirigiéndose donde yacía Marco, cuando estuvo frente al castaño, las yemas de los dedos de el hombre se posaron en su mejilla, acariciándolo con amor, su mano bajaba hasta llegar a su torso. La exaltación por parte de el castaño no se hizo esperar, abrió los ojos, sus orbes se toparon con los de su acosador.

Un chasquido bastó para que la puerta se cerrara con seguro y la luz se encendiera, dejando a la vista un hombre maduro, mucho más mayor, quizá el doble de la edad de Marco. Su cabello carmín encarnado perfectamente peinado con gel, su piel color malva y sus tres ojos color granate que recorrían toda la piel del latino.

- No debiste despertar. - Sintió las manos de el hombre en su castaño cabello, los ojos de Marco se tornaron blanco y cayó inconsiente al suelo, perdiendo el conocimiento.

//Si, lo edité. Espero que quede menos caca que antes

Darkness  ♡Tomco♡ #PremiosTiempo2016 #PremiosTomcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora