VII

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Narra Harriet

Hice como si no supiera nada y baje las escaleras, en la sala estaba, había acomodado un sillón y miraba televisión

Harriet – Ay tengo mucha hambre, ¿Por qué sigue tu desastre aquí?, ¿Qué no han llegado Carmen y las demás?

Geoffrey – No, gracias a que, has hecho y deshecho muchas cosas – me dijo mientras seguia viendo televisión

Harriet – disculpame, pero tú hiciste todo esto – lo señale – ayer

Geoffrey – ¿Y en toda la semana que no estuve? – me miro serio y yo le cambie la conversación

Harriet – ¿Y ahora quién me hará mi desayuno?

Geoffrey – preparatelo tú, yo voy a trabajar – subio las escaleras y se encerro en nuestra habitación.

Claro, la cena de anoche, no sera dificil meterla al microondas, entre a la cocina toda blanca e impecablemente limpia, ya había olvidado como era, ¿Y ahora donde estaran los platos?, revise en todos lados hasta que di con ellos, pero también me encontre con las cucharas, leche y las zucaritas como dice en la caja, los tome y los vacie en el tazón, aunque sea para que tenga algo en el estómago, cuando termine camine a la sala y me senté en donde hace rato Geoffrey estaba, mire la televisión y él bajo, me dio una mirada seria y fría, llevaba puesto el primer traje que yo le había regalado, cuando salio de la casa azoto la puerta y después de un rato encendio el auto y se marcho.

Ahora tendría que escombrar yo, cosa que no sé, así que subi y me di un baño, cuando termine de arreglarme sali a dar una vuelta al parque, pero mi hermoso estómago ordenaba algo de comida así que fui al restaurant mas cercano, sí sé que no es comida sana pero hace tiempo que no comía una hamburguesa.

No quería regresar a casa, ver el desastre y recordar discuciones; Iba caminando por la calle, cuando se cruzo con un pequeño chihuahua de color café, era adorable y muy pequeño, la risa de una nena pequeña acercandose y hablandole al can, la hicieron pensar y recordar; ¿Qué hubiera pasado si Royce y ella hubieran concebido aunque sea un bebé?, los recuerdos de cuando punki llego a la casa también llegaron.

La noticia podía ser muy dolorosa, pero el doctor informo de todo a la joven pareja: ellos no podían concebir niños, los estudios eran raros y no daban señal de alguna enfermedad, había esperanzas pero quien sabe hasta cuando, Geoffrey lo que mas añoraba era tener niños con la linda enana que tenía de esposa, pero ese día Hattie se molesto demasiado

Geoffrey – amor, tranquila ya llegara nuestro momento

Harriet – ¡No!, ¡¿Qué no escuchaste al doctor?!, ¡No te puedo dar hijos!, ¡No puedo! – bajo del auto molesta; Y la primera discusión llego; Cuando Geoffrey entro en la casa, Harriet estaba sentada en el sillón

Geoffrey – Amor, si puedes, ahorita no es el momento pero pronto llegará

Harriet – ¡oh a lo mejor yo si puedo tenerlos pero tú eres el que no puede!

Geoffrey – ¡no lo creo Harriet!

Harriet – ¡sí, seguramente eres tú!

Geoffrey – ¡yo si puedo hacerte los hijos!, ¡tú eres la que no puede!

Harriet – ¡eres un estúpido Geoffrey! – un muñequito de porcelana que estaba en la mesita fue a dar en la cabeza de Geoffrey

Esto hizo que Geoffrey aventara la mesita con todos lo recuerdos que estaban en ella y salio hecho furia, viajo en el auto hasta que llego a un parque, donde bajo y se dispuso a pensar, él no tenía la culpa, la culpable era su esposa, ¿o podían ser los dos?, pero ¿Por qué no podían concebirlos?, malditos estudios, estúpidos doctores que no saben hacer su trabajo

Un chico con varios cachorros corría detrás de un pequeño pastor alemán que se le había escapado, Geoffrey lo alcanzo y lo cargo

X – Uff, gracias amigo

Geoffrey – ¿es tuyo?

X – ¿eh?, oh no, trabajo en una veterinaria y bueno ellos son los chicos que estamos dando en adopción

Geoffrey – hola pequeña

X – oh, es macho

Geoffrey – oh pequeño disculpa – sería buena idea llevarselo como disculpa a su esposa, sí, Punky sería parte de su familia, sería como él hijo que no pueden tener – quiero adoptarlo

X – bien, vamos esta cerca la veterinaria – caminaron y después del papeleo el cachorro ahora viajaba con Geoffrey hacia su casa

En la casa Harriet esperaba, ¿Qué había hecho Geoffrey?, el nunca se había comportado de esa manera, el auto se escucho y espero sentada en el sillón, una bolita de pelos corrio hacia ella cuando la puerta fue abierta.

Geoffrey – lo siento fui un tonto – Geoffrey llevaba un ramo de rosas y se arrodillo frente a ella – ¿me perdonas?

Harriet – ay amor si – se lanzo a sus brazos – yo también quiero pedirte perdón, ¿no te deje el golpe feo? – Geoffrey negó – ¿y quién es esa bolita de pelos?

Geoffrey – oh es nuestro punki, ¿te gusta? – la chica asintio 

Y desde entonces punki se había vuelto el hijo mas bonito para los dos, lo criaron y amaron hasta que la siguiente discusión llego...

"¿Final Feliz? No lo creo" (Prince Royce y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora