IV

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x IV: Damian e Ignis x

{Anteriormente}

--No me gustan los abrazos--
Decimos Hades y yo al unisono.

Puedo escuchar una pequeña carcajada de Perséfone a lo lejos.

Y escucho una pequeña frase de sus labios;

"Tan distintos y tan iguales a su vez"

{Actualmente}

Con su característica expresión seria a paso constante y arrogante, avanza Hades por los, ahora, desolados senderos del inframundo.

Tras suya Perséfone lo acompaña, en cambio, posee una actitud opuesta. Ella camina de forma relajada y con una risueña sonrisa en su rostro.

En mi lugar intento mantener la cordura, dentro de lo que permite mi mente.

--¿Quiénes eran esas personas que huían de Perséfone?--
Me atrevo a preguntar.

--Insisto en que también huían de ti, todos saben quien eres--
Repite la ninfa.

--¿Y quién soy?... Todo el mundo parece tener esa maldita respuesta menos yo--
Hablo en un suspiro cansado.

--Son almas con cuentas pendientes, no pueden avanzar hacia el cielo sin resolverlas--
Al fin, resuena la áspera voz de Hades.

--¿Qué?--
Respondo confusa.

--Es lo primero que has preguntado. La respuesta a la segunda pregunta sólo la tiene una única persona... Esa persona eres tú misma--
Vuelve a hablar el dios.

Llevábamos unos treinta minutos vagando sin rumbo, o al menos sin rumbo para mí.

Al poco tiempo llegamos a un gran precipicio, el cual su fin era inexistente.

Me acerco a la fina capa rocosa que nos separa del abismo.

Una gran capa de oscuridad llena mis ojos, un absoluto silencio inunda aquel vacío.

--¿Este es mi nuevo hogar? Parece muy acogedor ¿tiene wifi?--
El sarcasmo y la ironía se hacen presentes en mis palabras.

Perséfone rueda sus ojos.

--¿Preparada para quedar impresionada?--
Me reta Hades con una mirada intensa y, a su vez, divertida.

Esa mirada me hace relajarme y sentirme un poco más cómoda.

Me comienzo a sentir como en una pequeña familia donde hay; retos, peleas, comprensión, apoyo y sobretodo amor y lealtad.

El dios hace un amplio movimiento de manos, mientras sus ojos se tornan de un azul intenso, al igual que los míos la vez pasada.

Comienzo a sentir como el suelo tiembla y varias piedras pequeñas caen al fondo del precipicio.

Intento mantener el equilibrio como puedo.

Observo a la ninfa que yace a mi lado, esta se encuentra con una expresión seria y una mirada tranquila, pareciera que está esperando a que algo se le presente frente ella.

Poco a poco, puedo notar como fragmentos de tierra rojiza se unen entre sí y forman un extenso camino.

Los temblores y vibraciones aumentan y del fondo del abismo emerge una enorme estructura rocosa.

Con los últimos temblores, logro apreciar como la rocosa estructura era una gran castillo de piedra con cascadas de lava que descienden por la superficie de él.

El castillo queda totalmente fijo a la tierra, como si siempre hubiera estado allí.

Hades me guiña su ojo izquierdo y se encamina por el sendero de arena.

Perséfone lo sigue, como de costumbre.

Yo apresurada me dispongo a alcanzarlos.

Una vez frente a frente del, ahora más gigante, castillo, Hades da un golpe al aire con su mano y abre las grandes puertas de madera con bordados color oro.

--Soy la única que tiene miedo a que este pedazo de tierra caiga, de nuevo, a las profundas profundidades del maldito abismo, repito...profundas profundidades--
Hablo recalcando mis últimas palabras.

--Sólo yo puedo hacer eso, soy el rey de todo este mundo--
Dice arrogante el dios con demasiado ego.

Yo ruedo los ojos a la par que Perséfone.

Los tres nos adentramos en el castillo, en absoluto silencio.

Nada más entrar por aquellas puertas, me llama la atención la larga y plateada escalera con una alfombra roja en su superficie.

Las paredes de esta estancia estan recubiertas por obras de arte, cada cual más extravagante. La que logra llamar mi atención es una pintura oscura en la que se aprecia un barco sobre aguas verdes, de ese mismo barco personas tiran extremidades al mar.

--Se supone que es la creación del Valle de las almas--
Pego un pequeño brinco en el sitio al escuchar una voz desconocida.

Me giro rápidamente para encontrarme con un hombre bastante viejo y con una especie de túnica.

--Oh...siento haberte asustado, querida--
Repite aquel hombre.

--No es nada--
Quito importancia a lo anterior.

--Permite que te presente a mi fiel consejero, Dante--
Anuncia Hades con orgullo.

--Su linaje está destinado a servir a los reyes del inframundo--
Continua el dios.

--Vaya... deberías odiarnos--
Puntualizo mientras miro a Hades.

--¡No! para nada, sólo tengo que ser fiel a las personas que salvaron la vida a mis ancestros--
Exclama Dante.

--Por eso mi hijo se ocupará de velar por usted--
Sigue hablando él.

Yo me sorprendo ante la noticia.

Sinceramente no me gusta tener un esclavo personal, y menos una jodida segunda sombra.

Dante hace unos gestos para que baje las escaleras un hombre.

La verdad, si tengo que tener un esclavo me agrada muchísimo la idea de que sea como ese.

El hombre es bastante apuesto; ojos azules casi verdes, cuerpo bien formado, un poco de barba.

¿He muerto y he ido al cielo? Aunque si en el infierno hay demonios como este, sin duda me quedo aquí.

--Este es mi hijo Damian Clawsford-- Lo presenta Dante.

--Ella es...--
Tras una pausa, Hades susurra mi nombre al oído de Dante.

--Ignis --
Al escuchar el nombre, abro los ojos como platos.

--Ese es tu nombre divino. Si algún día llegas a hacer grandes cosas, serás recordada por ese nombre--
Sentencia con orgullo Hades.

--Mientras tanto, tu deber será formarte para aprender a controlar tus poderes y honrar al inframundo-- Prosigue el dios.

--Que empiece tu entrenamiento, Ignis--
Tras esas palabras comienza todo.

"Nada volverá a ser lo mismo"

-Itsdemons-

Just Dark II El Despertar IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora