Shayla:
El sonido de mi celular no paraba y no me apetecía levantarme. Después del largo viaje de regreso a casa y la noche anterior donde Antony y yo hicimos el amor me tenia exhausta. Suspiro sólo de recordar como plantaba cada beso en mi cuerpo, como se movía dentro de mi, como me hizo sentir cuando...
-Shayla, cariño, ¿Puedes por favor, apagar tu teléfono? -escuché la voz de Diego. Estaba aún medio dormido en nuestra cama.
Me levanté cubriendo mi cuerpo con una bata. ¿Dónde deje ese aparato infernal? ¡Oh, si! Está en mi bolso. Sin pensarlo más salí corriendo de la habitación para dirigirme a la sala. Cuando lo tuve entre mis manos volvió a sonar, tenia una llamada entrante.
-¿Si?
-Hola pequeña, llame para despedirme. Salgo de viaje hoy a Venecia y regreso en dos semanas. Sé que tú ya lo sabes porque eres la encargada de este tipo de cosas pero quise despedirme. -lo último fue casi un susurro- te voy a extrañar.
-Yo también, Antony. Cuídate mucho por favor y avísame en cuanto llegues.
Al otro lado de la línea todo quedó en silencio. De repente una carcajada bañó mis oídos, despertando en mi estomago a abejas africanas que revoloteaban con el sonido de su voz.
-Jamás pensé que llegara este momento. Te prometo no preocuparte y llamarte diario -otro silencio- Shayla...
-¿Qué pasa?
-Te quiero. Te quiero como jamás querré a alguna otra mujer.
Las palabras salieron tan rápido de su boca que no tuve tiempo a contestar, de hecho aunque hubiera querido no hubiera podido. Me dejó sin habla. No era la primera vez que me decía semejante cosa, pero aún no podía responderle como él quisiera. Estaba confundida en cuanto a estos sentimientos que florecieron de nuevo con su presencia.
-¿Pasa algo, cariño? -Diego sale vestido sólo con unos bóxer ajustados en color negro -has estado ahí quieta con el celular en mano. ¿Todo está bien? ¿Tus padres?
-Si, todo esta bien. Sólo estaba pensando en trabajo.
-Deberías descansar un poco. Vas a terminar con dolor de cabeza -me abraza y besa mi cabeza -te prepararé el desayuno mientras tu te bañas.
Eso paso el lunes por la mañana, desde ese segundo no puedo estar tranquila, incluso en mis sueños la imagen de Antony y Diego pidiéndome que escoja me persiguen. Me prometí tomar una decisión, y lo había hecho. Me casaría con Diego porque él es un hombre maravilloso que me pidió matrimonio y ahora no podía retractarme.
Ahora, una semana después, bajo del automóvil para ser recibidos por mis padres. Papá me estrecha fuertemente entre sus brazos, después estrecha la mano de Diego. Mi hermano sale, me mira y después a mi acompañante. Agacha su cabeza unos segundos. Cuando la levanta de nuevo tiene una sonrisa triste.
Me coge entre sus brazos, me levanta del piso y comienza a dar vueltas. Al detenerse queda justo frente la dirección que tomamos Antony y yo hace una semana para dar nuestro paseo nocturno, paseo que terminó en algo mucho más íntimo.
-Espero de todo corazón que no te arrepientas y sufras por tu decisión. -me susurro Fabian al oído.
Lo estreche más fuertemente. Inevitablemente una solitaria lagrima rodó por mi mejilla. Se sentía tan fría como mi corazón al darme cuenta que esa noche donde hicimos el amor, donde me sentí plena y con vida no se repetiría.
Me casaré en poco más de dos meses, no puedo retractarme. En mi cabeza sólo quedará el recuerdo de sus besos, de su piel, de nuestros mutuos sentimientos.
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¿Huyendo del destino?
RomanceShayla intenta escapar de su pasado amoroso y rehacer su vida lejos del hombre que la hace sentir como nadie. Cuando Antony, aparece en su vida, despierta de nuevo todos esos sentimientos que creía muertos. Ella tendrá que escoger entre dos hombres...