¿Huyendo del destino?

Capítulo 12: Suplicas a Dios

Por alguna razón no puedo dedicar capítulo... pero quiero agradecer a la primera lectora activa, que lee y deja su voto y comentario en cada capítulo, gracias @@cieloverde8

-¿Tú qué crees, Shayla? Dime, ¿Quién ese tal Diego?

La sangre me está hirviendo. No había contestado la llamada pero la insistencia de ellas me despertaron ciertas sospechas, por eso no le respondí rápidamente sobre sí conteste o no su móvil.

     -¿Y? Estoy esperando tu respuesta.

Ella sigue estática en la tina, traga saliva y luce muy nerviosa. Esto no me presagia nada nuevo.

     -Él no es nadie, Antony.- agacha su mirada, sólo mira directo al agua. 

     -Mírame a los ojos y dime que no significa nada. Una vez, sólo una te me fuiste como agua entre los dedos, pero fue por elección propia. Sí en esta ocasión soy solo tú juego, quiero que me lo digas para retirarme antes de caer demasiado profundo por ti.

Ella comienza a juguetear con la espuma aún existente en el agua mientras yo me quedo parado en el marco evaluando su reacción y esperando una respuesta. Justo cuando iba a dar un paso adelante, ella habla.

     -No te puedo decir quién es, no por el momento, no ahora -me mira directo a los ojos. Están acuosos, atormentados, se aprecia un profundo sufrimiento -no me preguntes nada, por favor. prometo que cuando mi cabeza esté clara y pueda hablar, lo haré.

Mi intención jamás fue causarle daño alguno, mucho menos atormentarla con pensamientos desagradables. Lo medito unos segundos y tomo una decisión. Me adentro al cuarto de baño, me paro justo a un lado de la tina y comienzo a desnudarme.

Desabotono mis pantalones,me deshago de mi camisa tirándola al suelo, quito mis zapatos y calcetines, para terminar deshaciéndome de los pantalones, junto con mis bóxer.

Quedo desnudo frente a la mirada de mi mujer, mi pene queda justo en su cara. Le sonrío maliciosamente.

     -Deja de mirarme así, me estás poniendo mal -digo mirando a mi amigo, el cuál ya esta despierto por su hambrienta mirada.

     -Pues yo te veo muy bien. Además, estoy cuidando que no me piques un ojo -reímos al unisono.

A pesar de que sigo furioso por el pequeño episodio de hace unos segundos, me meto a la tina junto con ella. Su espalda termina en mi pecho.

     -Nunca sabrás lo hermosa y especial que eres para mí. Eres la mujer más perfecta que ha pisado esta tierra -le susurro mordiendo el lóbulo de su oreja izquierda.

Su cuerpo se pone laxo, cierra los ojos y disfruta. Yo aprovecho para acariciar cada parte de su cuerpo. Comienzo masajeando sus piernas, subo por su abdomen hasta llegar a sus pechos, igualmente los masajeo.

     -¿Estás muy cansada?

Sin abrir los ojos o despegar su cabeza de mi hombro me responde:

     -¿Por qué la pregunta? -suena algo somnolienta.

     -Pues...por qué quiero desvelarte esta noche. Estar juntos hasta el amanecer -riego varios besos por su cuello- ¡oh, dios mio! Hueles delicioso, es embriagador.

     -Te juro que me encantaría, más si siento tremenda cosa en mi trasero -se remueve haciéndome sentir incómodo -pero mañana debo de ir a buscar mi vestido para la gala.

     -Hmm, eso suena muy interesante. ¿Puedo acompañarte? Prometo darte una opinión profesional.

Escucho su risa. Sólo en una ocasión la acompañe a comprar ropa, y recuerdo que fue una experiencia muy agradable. Veía cada uno de sus gestos al ver las prenda, fruncía el ceño cuando las inspeccionaba a detalle, se mordía el labio cuando iba entre los pasillos en busca de alguna prenda de su agrado, o mi parte favorita... como sus ojos se iluminaban cuando encontraba algo que le fascinaba por completo.