26- OLVIDO (2)

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DAÑO Y TIEMPO
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Canción: Ghost - Jacob Lee.
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Algunos minutos después, Levi salió y frunció el ceño al verme recargada en su auto.

—Hey, ¿por qué te fuiste?

—Necesitaba salir.

Levi abrió su puerta sin indagar más. Le quitó el seguro al coche y no tardé ni medio segundo en ingresar al interior yo también. Me coloqué el cinturón, crucé los brazos sobre el pecho y perdí la mirada por la ventana.

—¿Estás bien? —quiso saber. Parecía preocupado.

—Sí, solo me duele la cabeza —mentí.

Él pareció aceptar aquella respuesta y no trató de averiguar más sobre mi cambio de actitud. Cerré los ojos, presioné la frente contra el fresco cristal y entonces esperé a que Levi no tratara de sacar algún tema de conversación. Gracias a Dios no lo hizo. Solo encendió el motor y nos sacó de ahí.

Podía sentir la vibración del coche y cada vez que Levi frenaba o aceleraba, ya fuera en curvas o señales de tránsito. Sin embargo, yo estaba enfrascada en mis propios pensamientos.

Apenas unas noches atrás había aceptado que lo mío con Levi no tenía futuro y había llegado a la conclusión de que alejarme me haría bien. Quería disfrutar el poco tiempo que me quedara a su lado, tenía que seguir repitiéndome una y otra vez que era lo mejor, con el tiempo me acostumbraría a estar sin él y al final podría deshacerme de los sentimientos que me habían acompañado durante casi dos años. Pese a ello, me di cuenta de que las ilusiones querían seguir formándose. Alguna parte —una muy terca y estúpida— en mi interior se negaba a soltarlo y seguía llena de esperanzas.

«Hasta que no te alejes no podrás soltarlo del todo.»

Suspiré cuando este pensamiento llegó a mi mente. El resto del camino lo terminamos de hacer en silencio, Levi no intentó charlar y yo lo agradecí. Mi cabeza estaba hecha un desastre. Cuando llegamos al departamento corrí a darme una ducha. El agua ayudaría a despejarme un poco y limpiaría los restos del helado pegajoso en mi rostro.

Cuando salí varios minutos después, Levi caminaba por el pasillo en dirección a su habitación. Noté su semblante pensativo, pero sonrió al verme.

—Mañana voy a salir con July —dijo—. El jefe se fue y cerró el negocio, así que estoy de vacaciones.

Yo elevé las cejas y asentí.

—Lo sé.

Pareció sorprendido al escucharme.

—¿Lo sabes?

—Me lo dijiste hoy temprano. —Lo vi fruncir el ceño y bajar la mirada, confundido—. ¿No lo recuerdas? —pregunté confusa.

Levi negó con la cabeza y rio.

—No, lo siento. He estado algo... distraído.

Se pasó una mano por el cabello y comenzó a caminar hacia su habitación.

—¿Estás bien? —pregunté antes de que desapareciera tras la puerta cerrada.

Él miró por encima del hombro y sonrió.

—Perfectamente.

Una vez que se encerró en su habitación yo me dirigí a la mía. Pensaba en Levi, en su notorio cansancio y su mala memoria cuando mi celular comenzó a sonar. Era mi tía Anna.

Siempre has sido tú ✔ (EN LIBRERÍAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora